Algunos de mis amigos (y todos mis enemigos) me van a odiar por cuestionar los MBAs igual que se incomodaron cuando escribí que vivimos en un mundo dirigido por ingenieros. La premisa es simple: la mayoría de directivos que lideran las organizaciones actuales son ingenieros que, en muchos casos, tienen un MBA con fuerte énfasis en finanzas. Su meta es que sus empresas sean rentables. Pero lo que hoy se demanda, con unanimidad inusitada, es contar con organizaciones innovadoras.