¿Qué necesita el país en materia educativa?
Se necesita, de urgencia, establecer el tipo de Sociedad que se quiere y efectuar un pacto social (de todos) que comprometa - sin disuasores, engaños ni equívocos - todos los esfuerzos públicos y privados hacia el desarrollo económico y social como un proceso continuo y eminentemente participativo para mejorar y sostener las condiciones de vida dignas para toda la comunidad. Esto implica que la organización económica y social debe tener como objetivo fundamental aportar sistemática y permanentemente ese proceso para crear y sostener el tipo de Sociedad que queremos.
La formación integral de todos los colombianos para que aporten, de verdad, al mejoramiento de la calidad de vida general es la Misión –precisa y única- del sistema educativo cuyas características fundamentales deben ser la coherencia y la consistencia tanto internas como externas en cada uno de sus niveles y en todos ellos en visión sistemàtica. Esto implica que, en el proceso hacia el desarrollo económico y social, la educación que es un subsistema (formado por componentes peculiares) debe operar sincronizadamente dentro del sistema general e internamente, como un conjunto de componentes o elementos debidamente jerarquizados, funcionales, organizados, en permanente interacción productiva y con atributos o propiedades características.
De manera sistemática y con visión prospectiva del desarrollo general como compromiso social participativo en todo el proceso, las políticas educativas como las de los demás sectores dejarán de ser coyunturales y el país podrá alcanzar metas cualitativas y cuantitativas complementarias y crecientes en los plazos corto, mediano y largo y siempre coherentes y consistentes con la búsqueda del bienestar de la sociedad que queremos construir y vivir. En estas condiciones, el Estado (comunidad y gobierno) podrá racionalizar la asignación de los recursos de origen social para que los factores que participan en la oferta de los servicios en el sector educación puedan ser altamente productivos y el resultado del proceso educativo sea creciente en calidad.
Hay que recordar que la economía del bienestar implica la asignación óptima de los factores de la producción y también la distribución óptima del resultado del uso de los mencionados factores. La capacitación disfuncional, el desorden institucional y la formación equivocada e irresponsable de la población, en términos de la conveniencia social, constituyen uso improductivo de los recursos asignados a la actividad educativa y conducen, en forma de desempleo masivo, al ocio o desaprovechamiento productivo de esa fuerza de trabajo capacitada y educada; lo cual, implica, a su vez, que en unas condiciones de la pobreza generalizada, como la que hoy se vive, no es óptima la asignación de los factores productivos – capital, recursos físicos básicos, el tiempo y el conocimiento propio - que son la riqueza productiva de la misma sociedad. En resumen, hay que proveer al subsistema educativo de todos los atributos y condiciones integrales para que haga su aporte, estructural e insustituible, en la construcción de una sociedad con alta calidad de vida.
¿Son los programas técnicos y tecnológicos, la otra alternativa?
Se ha planteado siempre que es tarea obligada y propia de la educación superior (universitaria) buscar conocimiento nuevo (investigar científicamente) para entregarlo al bienestar de la sociedad. Sin embargo, el país ha tenido que sujetarse (en alta proporción y a elevados costos) a la importación de la tecnología o de la producción final que el esfuerzo investigativo ha generado en los países desarrollados en condiciones de competitividad (calidad, oportunidad, costos, precio, etc.) enormemente incomparables con las que generarían esa misma producción en los países atrasados.
Es casi imposible que, en las condiciones vigentes, nuestras universidades generen la cantidad y la calidad del conocimiento científico y tecnológico que requiere integralmente el País para que el resultado de su proceso productivo sea globalmente competitivo y pueda lograrse suficiencia económica – con pleno empleo de los factores de la producción - como requisito determinante del mejoramiento de las condiciones generales de vida de los Colombianos.
La economía del país –hoy rezagado en sus requerimientos económicos y sociales - debe crecer a una tasa mucho más alta que la tasa de crecimiento de la población y debe superar, lo más pronto posible, el enorme y creciente problema de la pobreza que sufre según estimativos más del 60% de la población, básicamente, por carencia o insuficiencia de ingresos (sueldos y salarios, rentas, intereses, utilidades, consumo insuficiente, capacidad de ahorro familiar, etc.)
Por lo anterior, puede plantearse que los programas técnicos y tecnológicos no deben ser considerados como la “otra alternativa” sino como una fase básica, insustituible y muy seria de la capacitación de todos los colombianos, según sus aptitudes y gustos; los cuales, han de ser descubiertos, con la mayor precisión, en los niveles educativos del preescolar y la primaria, para que luego sean direccionados y profundizados proporcionalmente en la secundaria; y, seguidamente, consolidados y perfeccionados en el nivel de postsecundaria como técnica y tecnología. Una vez cumplidas satisfactoriamente las mencionadas fases formativas y productivas socialmente, puedan subir, varios y ojalá muchos colombianos, al nivel universitario de educación superior a cumplir la función investigativa de generación de nuevos conocimientos científicos que aporten con la más alta productividad a la solución de tantos problemas económicos, técnicos, culturales, sociales, ambientales, etc., que hoy vive el país.
Prolongar el actual modelo de formación, en condiciones de “libertinaje” (disfrazado de autonomía) seguirá llevando al empobrecimiento económico y moral de miles de colombianos profesionalizados (titulados) que no encuentran la coherencia de su preparación científica (universitaria) con respecto a las casi nulas posibilidades del ejercicio profesional en el país.
*¿Las carreras tradicionales siguen funcionando?
Las programas tradicionales como medicina, derecho, ingeniería civil, odontología, economía, administración de empresas y algunas otras siguen haciendo parte de la oferta universitaria en competencia, restringida casi exclusivamente por la capacidad instalada de las instituciones y por las posibilidades de obtener o generar los recursos para sufragar los costos de funcionamiento. Esta oferta no es consistente con la exigencia superior y exclusiva de generación de conocimiento científico que la sociedad hace a la universidad; en esto existe un déficit impresionante.
La demanda por estudiar esos programas sigue siendo muy alta y no es coherente con la conveniencia nacional ni con la oferta del trabajo profesional. La demanda de profesionales en el mercado laboral es enormemente inferior a la oferta de estos en las actividades tanto públicas como privadas; y eso ha conducido a condiciones de desempleo y subempleo, con prácticas de emigración de profesionales (pérdida de inversión social estatal), competencia desleal, disminución de salarios, frustración de apreciables masas de profesionales y de sus familias, y pérdida de productividad nacional tanto en la fase de preparación científica como en el uso de los recursos tiempo e inteligencia (o conocimiento científico) personalizada en la calidad de la fuerza de trabajo profesional. Es decir que en términos de la conveniencia para el país esos programas tienen que seguir ofreciéndose pero en condiciones de mayor calidad y en cantidades (cobertura) reguladas conforme a la misión superior de la universidad, a las necesidades regionales y locales, y a proyecciones muy serias y realistas en lo científico, tecnológico, económico, social, cultural, ambiental, etc..
*¿Qué solicitan los empresarios en las redes de apoyo laboral de las universidades?
Los empresarios quisieran que las universidades puedan brindarles conocimiento científico y apoyos eficientes y efectivos para mejorar las condiciones de competitividad de los bienes y/o servicios que producen. Al país le conviene que haya interrelaciones entre las comunidades universitarias (científicas) y las empresas de cada actividad de la economía y de la sociedad.
Dada la función investigativa científica de la Universidad , los empresarios solicitan que las universidades produzcan conocimiento nuevo, que éste se contraste con sus procesos y productos y que lideren los procesos de las adopciones o adapatciones tecnológicas y científicas apropiadas, actualizaciones, transformaciones, transferencias e innovaciones sustanciales para optimizar la asignación de los factores de la producción con el fin de lograr altos niveles de productividad económica y social. No satisfacer esta aspiración empresarial, distancia cada vez más a la universidad de las empresas como unidades productoras de bienes y/o servicios y, se configura la inadecuada asignación y baja productividad de los factores de la producción aplicados por el Estado al servicio público y privado de la educación.
*¿Cuáles serían los perfiles de las llamadas carreras del futuro?
Las carreras del futuro pueden tener los mismos nombres de las que hoy se ofrecen. Sin embargo, la preparación de la inteligencia nacional en las universidades debe constituir la estrategia más importante para el desarrollo integral de todos los colombianos. La universidad (suma funcional de disciplinas científicas) como “fábrica” de conocimiento científico y de lectura e interpretación rigurosa de la realidad nacional, regional y local ha de jugar el rol más altamente calificado de liderazgo en la construcción de la Sociedad deseada, con la más amplia y estructural participación democrática.
Cada disciplina universitaria habrá de ser la generadora y portadora infatigable de conocimiento científico específico; es ésta la esencia pura de la universidad; es por esto, que los colombianos no podemos seguir estudiando solo con el fin de obtener títulos profesionales porque así el país ha incurrido en muy altos y desproporcionados costos sociales. La formación científica en cada disciplina del conocimiento deberá ser asumida con criterios estructurales y rigurosos de selección y eficiencia tales que aseguren las respuestas inaplazables y cualitativas a las verdaderas necesidades de conocimiento científico propio, para crear y sostener la Sociedad deseada que ha de contar, indudablemente, con niveles dignos de calidad de vida, para todos. La universidad debe ser escenario privilegiado de la inteligencia para que desarrolle una educación que sea de verdad SUPERIOR.
Comentarios preparados por Hugo Arias Castellanos – Ex - Rector de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia y Director del Centro de Pensamiento para el Desarrollo Local GRAN BOYACÁ.
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