DE LA CIUDAD-REGIÓN A LA AGRÓPOLIS


Alberto Mendoza Morales*

 

 

La ciudad-región aporta una noción urbanística más amplia que las metrópolis.    Incorpora la idea de organizar centros urbanos relativamente próximos con el propósito de conformar áreas territoriales más amplias donde se planifiquen y administren con criterio regional los sistemas de producción,  vivienda y servicios públicos.

 

La ciudad-región planteó una perspectiva diferente para la institución urbana y sus relaciones en un territorio amplio. El modelo articuló, de manera funcional, ciudades asentadas en una región, jerarquizadas por una ciudad mayor. Se buscó obtener un conjunto continuo y unitario con territorio zonificado según usos urbanos, agropecuarios, industriales, institucionales, parques nacionales, usos recreativos, áreas de reserva, de recuperación y de reforestación,. Los servicios se propusieron a escala amplia conducidos por empresas regionales de servicios públicos. La ciudad-región es un antecedente legítimo de la agrópolis.

 

Agrópolis (agro, campo; polis, ciudad) es la simbiosis estructural y orgánica de ciudad y campo diseñada en una región para que ahí residan ciudadanos y campesinos asociados de manera armónica. Propone una forma alternativa de usar el territorio. Ordena el espacio urbano-rural de manera integral. Aporta una solución posmoderna, amplia, generosa, digna de ser trabajada.

 

La agrópolis es una propuesta diseñada para un caso de la región andina de Colombia. Está pensada para implantarse y probarse en la cuenca alta del río Bogotá de 4.219 km² de extensión. Cuenta con una metrópolis, Bogotá, de 8 millones de habitantes y 26 municipios con sus respectivas cabeceras.

 

La agrópolis aporta una respuesta de vida a los problemas de muerte que plantea la ciudad grande en el mundo contemporáneo. Supera los conceptos de área metropolitana y ciudad-región. Ofrece una salida alternativa frente a las ciudades grandes enjuiciadas por el efecto letal que producen sobre la población y los daños ambientales que causan en su entorno. Armoniza las funciones de campo y ciudad, integra elementos urbanos y rurales, unifica la población campesina y ciudadana y tiende a la sustentabilidad total del territorio.

 

Ciencias básicas para estudiar la agrópolis son la ruralística y la urbanística, con ellas, geografía, etnología, antropología, sociología, economía, administración y política. El conjunto nos sitúa en un tema de Estado, nos lleva el acertado asentamiento de la población en el territorio. Es, en síntesis, un proyecto de "residencia en la Tierra".

 

La agrópolis se concibe como entidad económica totalizadora; organiza en una, dos funciones básicas de toda sociedad: la función rural, con predominio de la producción primaria, agraria, y la función urbana con actividades económicas secundarias y terciarias, industrial y de servicios. La complejidad del conjunto reclama interconexión cibernética global.

 

*Presidente de la Sociedad Geográfica de Colombia 

 

 





ORGULLO BOYACENSE

Hugo Arias Castellanos*


El posicionamiento, en todo el Mundo, de un número desconocido de Boyacenses constituye para GRAN BOYACÁ motivo del más alto y sano orgullo. Es muy placentero resaltar los atributos que nos identifican  positivamente como raza, idiosincrasia pura, capacitación y formación académica, afán por hacer las cosas bien hechas,  recursos naturales abundantes, deseos de superación continua y muchos otros que coordinados colectivamente serían capaces de dar vida feliz a la GRANDEZA Boyacensista, lejos de intereses partidistas, clasistas y egoístas.
Las grandes mayorías hemos sido capaces de vivir con dignidad en donde quiera que la suerte nos ha puesto. Hemos tenido que vencer, más en lo personal que en lo colectivo, etapas de dificultades y sacrificios que han sido superados con inteligencia, serenidad y sana prospectiva.
Se registra, con el mayor de los orgullos, que muchos Boyacenses no solo han superado satisfactoriamente my duras etapas y que han logrado posiciones de avanzada y liderazgo en lo cultural, profesional, gerencial, tecnológico, científico, literario, económico, etc.
Es de resaltar, con respeto y admiración, la energía positiva y productiva de todos cuantos decidieron asumir y enfrentar sus retos y realidades personales y profesionales en tantas latitudes del mundo. La simple supervivencia y permanencia de esos paladines en esos extraños y, con frecuencia,  hostiles ambientes, es meritoria y mucho más lo es, cuando la fibra y mentalidad boyacenses se imponen de manera limpia, sistemática, coherente y consistente para lograr ascensos, en todos los órdenes socieconómicos. Muchos boyacenses se han sostenido y han sobrepasado con preparación continua, disciplina, decisión  y capacidades las duras competencias del medio extranjero y han triunfado para orgullo de Boyacá y como ejemplo vivo para las generaciones jóvenes.
En esta ocasión, GRAN BOYACÁ, manifiesta a los Boyacenses posicionados en todo el Mundo profunda admiración, aplauso sincero y aprecio sin límites, al compás de las satisfacciones personales y familiares que ellos deben sentir y disfrutar merecidamente en su respetable intimidad. Mucho nos gustaría poder construir, con la ayuda de todos, un censo extraoficial de Boyacenses en el MUNDO que contenga, por lo menos: nombres, profesión u oficio, ocupación y país o lugar de residencia, con el fin de establecer, con todos, vínculos de comunicación, compañerismo, familiaridad, proyecciones, iniciativas pertinentes y boyacensismo sano. La GRANDEZA colectiva de Boyacá radica en la preparación sólida y creciente, aptitudes, actitudes positivas y progresistas, pujanza y deseos de progreso de los Boyacenses y de los amigos reales de esta tierra bendecida. 

* Director de CGB - GRAN BOYACÁ

ANATOMIA DEL PROBLEMA

 

Alberto Mendoza Morales*

 

 

Cualquier empeño trascendental, en el orden huma­no, comienza por el planteamiento de un problema. Resolver problemas nos  conduce a bucear en las pro­fundidades de la realidad. Conocer la realidad es problemático. El más simple problema aritmético exige, para su solución, que esté correctamente planteado. 

 

¿Qué es problema? Problema es cuestión dificultosa que incita a ser re­suelta. El problema tiene sustancia  y cuestión, conflicto y dificultad, reto y acción. El problema abarca amplísima gama, desde un problema matemático hasta un problema de actitudes, desde lo que asedia al individuo, hasta lo que fatiga a un pueblo entero.  El problema, en ningún caso, es  cosa mala. Es oportunidad, estímulo, medio de crecimiento. Lo ofrece la vida para superarnos y crecer. Los problemas y sus escenarios son el gimnasio de los espíritus.

 

La solución del problema reclama escala, medida adecuada a la persona o grupo que lo experimen­ta. Si es de orden menor, pasará inadvertido y si para resolverlo, supera la capacidad del individuo o del grupo, lo desbordará; la estatura espiritual, mental y moral de una per­sona o de un grupo, se medirá por la dimensión del problema que sean capaces de resolver.

 

Los problemas son duales,  tienen dos caras, causa y efecto.   Existe la tendencia de reconocer los problemas sólo por sus efectos, rara vez por sus causas. Señalar efectos es relativamente fácil, identificar causas es difícil. Los problemas suelen ser presentados en forma de listados. Cuando el listado pasa de diez elementos, ya nadie entiende nada. En el seno de la realidad problemática se oculta un centro de gravedad: el foco.

 

Foco es punto donde los problemas encuen­tran causa, donde se densifican porque de ahí arrancan. Foco es luz, es clave descubierta, abre y deja ver la totali­dad de la problemática. El Foco es la piedra filosofal de los problemas. Hay focos menores, causas de cada problema; hay un Foco mayor, el que envuelve todas las causas, Foco sín­tesis, causa causarum de todos los problemas. Al estudiar los problemas hay que buscar el foco. De ahí sale la luz para resolverlos.

 

* Arquitecto urbanista, Planificador Urbano y Regional, Investigador científico,y actual Presidente de la Sociedad Geográfica de Colombia.

 

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EL CULTO AL AVISPADO*

                               Juan Luis Mejía A.

En 1914, Don Jesús del Corral publicó su famoso cuento Que Pase el
 Aserrador, el cual, desde entonces, figura en todas las antologías de la
 literatura colombiana, dado que reúne las calidades literarias del cuento
bien escrito: historia atrayente, narración concisa y eficaz, humor
dosificado, final inesperado.

La pequeña obra de Don Jesús narra las aventuras de Simón Pérez, desertor
 de uno de los ejércitos en contienda en la guerra civil de 1885 y quien,
 en compañía de un soldado boyacense, se internó en las selvas del bajo
 Cauca en busca de una mina de oro que estaba montando el Conde de Nadal a
 orillas del río Nus. A pesar de su total ignorancia en el oficio, Simón se
 hizo pasar por experto aserrador y a punto de trovas, cuentos, embustes y
 brebajes, obnubiló a la familia del Conde y pasó dos años a cuerpo de rey
 en la mina, mientras por ingenuo y crédulo "aquel pobre indio de Boyacá se
 murió de hambre sin llegar a ser aserrador".

Fuera de sus valores literarios, en el imaginario colectivo, el cuento
 representa el arquetipo del antioqueño: recursivo, atrevido, chacharachero,
 audaz. Hay una palabra que agrupa con precisión todas estas
 características: el avispado.

El pueblo antioqueño creó el culto al avispado. El avispado tiene profunda
 confianza en sí mismo, por tanto no requiere de preparación, dado que su
 astucia natural le permite salir triunfante en todas las situaciones. El
 avispado no prevé las situaciones, las resuelve en cada momento gracias a
 su viveza. El avispado no hace empresas, hace negocios. Para el avispado
 la mejor universidad es la calle y la vida. El avispado no cree en el
 esfuerzo pues sabe cómo se la gana de ojo. El avispado no conversa sino
 que se come de cuento a la gente. El avispado es cañero, fafarachero,
 lanza, espuelón, fregao y ventajoso, tiene agallas y se lleva a todo el
 mundo por delante.

El avispado se ufana: "Yo no lo tumbé, el se cayó sólo". Para el avispado
 no hay mayor triunfo que sacar ventaja en cada negocio.

Es muy simbólico el léxico utilizado por el habla popular para exaltar la
 figura del avispado, por lo general asociado con la fauna predadora. Para
 destacar a alguien nos referimos a él como una fiera, un tigre, un águila,
 una culebra. Por el contrario, la víctima del avispado se asocia con la
 flora: una papa, un aguacate, un arracacho, una torta. Claro que no faltan
 los elementos faunísticos como el marrano y el burro o cierto órgano
 masculino.

En fin, es el imaginario popular de una sociedad que le confirió más valor
 a la intuición que al conocimiento, a la improvisación que a la
 planeación. Ya desde la escuela se desprestigia el saber. No hay mayor
 ofensa para un escolar que se le tilde de nerd. En reciente estudio sobre
 el parlache, el lenguaje de las tribus urbanas de Medellín, los nerds son
 definidos como "Los inteligentes del salón, usan gafas y visten raro"
 -vestir raro es usar ropa común y corriente-. Es el término que reemplaza
 al sapo, al mamasanto, al lambón de otras épocas.

El avispado tiene profunda confianza en sí mismo, no tiene dudas. Tiene
 respuestas para todo pero hace muy pocas preguntas. Ya Estanislao Zuleta
 nos había revelado que la ignorancia no es un estado de vacío sino de
 llenura.

Por el contrario, el conocimiento es un salto al vacío. El científico tiene
 más preguntas que respuestas. Cada logro de la ciencia no es un punto de
 llegada sino el lugar donde surgen los nuevos interrogantes. "Sólo sé que
 nada sé" decía Sócrates con humildad. "Yo me las sé todas" farfulla con
 arrogancia el avispado.
El avispado está conforme con el mundo mientras no le afecte su estatus.
 Por el contrario, el arte y la ciencia nacen de la inconformidad. Aquel
 que está insatisfecho con el mundo decide reinterpretarlo o recrearlo. El
 espíritu crítico permite que la humanidad avance. Por eso la Universidad
 no puede perder jamás el espíritu de indagación La Universidad, en
 síntesis, es la ventana por la cual nos asomamos a indagar el Universo, a
 extraerle con cuentagotas sus arcanos secretos, sus leyes más profundas.

Una política educativa centrada en la calidad y la cobertura es una
política trunca. Ya sabemos que la educación no es sólo responsabilidad
 del sistema educativo sino que es un proceso complejo en el cual convergen
 todos los estamentos sociales. Para tener una sociedad educada se requiere
 primero una sociedad educadora. Y el primer papel de esa sociedad es crear
 el ambiente propicio para que florezca el conocimiento. Una sociedad que
 valore al científico, al intelectual, al artista, por encima del avispado.
 Una sociedad donde el saber y el conocimiento sean un deleite, una
 aventura apasionante y no una fuente de tortura y padecimiento como ocurre
 hoy en nuestra educación básica.

Nos sentimos orgullosos de vivir en un país con la mayor biodiversidad del
 planeta tierra, es decir el mayor banco genético de la humanidad. Pero hoy
 no importa tanto la biodiversidad, que es un fenómeno natural, sino el
 saber sobre esa biodiversidad que es un hecho cultural. Ese saber se
 encuentra en otras latitudes. Es como si poseyéramos una gran riqueza
depositada en el banco, pero la clave para extraer el dinero la tiene
 otro.

Hace ya varios años el economista brasileño Celso Hurtado preveía que en el
 siglo XXI existirían dos tipos de países: Unos que enriquecerían al
 patrimonio común de la humanidad a través de su creación e innovación y
 otros que se deberían resignar al papel de simples receptores de bienes y
 conocimientos emanados en otras esferas. Según las decisiones que hoy
 tomemos, las próximas generaciones estarán ubicadas en una de las dos
 orillas: en la de la creación o en la del simple consumo.

El actual modelo de desarrollo tiene como principales indicadores las
variables positivas o negativas del PIB. A pesar de que estos indicadores
 tienden a ser optimistas, en materia de conocimiento los datos son
 desalentadores. América Latina aporta el 1% del total de científicos del
 mundo y Colombia contribuye con el 1% del total de América Latina. Es
 decir, en materia de conocimiento aportamos a la humanidad el 1% del 1%.

Un verdadero y real Producto Interno Bruto. Y eso que somos tan avispados.

Otro dato que nos retrata: en los productos que conforman la canasta
 familiar no figuran los libros pero si las fotocopias.

Pero es que también terminamos de estudiar. Al finalizar la llamada
 moratoria social, en la cual al joven se le excusa de trabajar para que
 dedique ese tiempo a su formación, se considera que termina de estudiar al
 culminar sus ciclos académicos. Puede que ese concepto hubiera tenido
 validez hace unas décadas cuando los cambios tecnológicos eran lentos, las
 transformaciones del entorno pausadas y los conocimientos y las destrezas
 adquiridas en el período universitario tenían vigencia por el resto de la
 vida. Pero hoy, con el vértigo del mundo conectado en línea en tiempo real,
 con asombrosos avances que a duras penas nos permiten asimilarlos, terminar
 de estudiar constituye un suicidio intelectual y social. Por ello, el
 sistema educativo, fuera de la transmisión de conocimientos básicos y de
 formar en las destrezas propias para ingresar al mundo laboral, debe
 sembrar el ansia de saber y la curiosidad permanente, acompañadas de las
 herramientas metodológicas que permitan que la indagación tenga un sentido
 y sea eficaz y pertinente.

En la última edición del diccionario portugués encontré la poética y muy
 brasileña definición de la palabra saudade: "Sentimiento más o menos
 melancólico de incompletud". Retomo ese concepto de incompletud para
 aplicarlo al hombre y la mujer contemporáneos: qué incompleto es aquel que
 se da por satisfecho con lo aprendido, qué incompleto el que ha perdido la
 capacidad de asombro ante las propuestas del arte y la poesía; qué
 incompleto aquel que no se interroga ante los asombrosos descubrimientos de
la ciencia. Vano fue su paso por la vida.

Una última recomendación: Desconfiad del avispado.

*Conferencia del Rector de la Universidad Eafit, Doctor
Juan Luis Mejía A. dictada recientemente en Itegral S.A.
Nota: este texto nos fue enviado, muy gentilmente,  por nuestro corresponsal Ing. Orlando Flechas Corredor - vía correo electrónico. 
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CIUDAD: EVOLUCIÓN

                                     Alberto Mendoza Morales
 

Ciudad es espacio construido, zonificado, densamente habitado, lugar geométrico donde la humanidad ha acumulado historia, consecuencia de hechos sociales, políticos y económicos. La ciudad, junto con la religión, la ciencia y el arte, es uno de los hilos conductores de la historia de la humanidad.

 

La ciudad tiene dilatado proceso en su desenvolvimiento histórico. Su existencia describe en el tiempo un arco evolutivo que va de la cueva del periodo paleolítico a las metrópolis, megápolis y cosmópolis de la actualidad, pasando por los primitivos caseríos del período neolítico.

 

La urbanización de la Mesopotamia muestra ciudades relativamente pequeñas, Ur, Uruk, Acad, Lagash. Fueron construidas en contraste con el campo; rodeadas de sólidas murallas de piedra; se las conoce como ciudades-estado. Lo mismo fue Atenas en la época clásica y la Roma pre-imperialista. La Roma imperial llegó a tener un millón de habitantes, cifra notable para la época, se llamó metrópolis, ciudad grande. Así siguieron en la Edad Media. La ciudad medieval de occidente se mantuvo pequeña, orgánica y encerrada dentro de murallas.

 

El mundo pos renacentista vio crecer las ciudades, una tras otra. La revolución industrial atrajo población masivamente desplazada de los campos. Las ciudades se ensancharon y se colmaron. Las murallas desaparecieron. Pero la separación ciudad-campo quedó grabada en la mentalidad de los ciudadanos. Hoy sabemos que es más fácil derribar murallas de piedra que derribar murallas mentales. Esa demolición nos desafía hoy día.

 

Las aglomeraciones humanas ocasionaron el gigantismo urbano. Se formaron, a escala planetaria, grandes conjuntos, metrópolis, megápolis, cosmópolis, todas de desmesurado tamaño, difíciles de administrar. Londres, París, Berlín, documentan el caso. Ese fenómeno se multiplicó. En Asia se dieron ciudades enormes, Shanghai y Tokio, en América. Nueva York, Los Ángeles, Ciudad de México, Sao Paulo, Buenos Aires, se perfila así Bogotá. Es el fenómeno que en Estambul llamaron de las "ciudades grandes".

 

Las ciudades grandes fueron abordadas con criterio mega-metropolitano. Ahora se buscan nuevas formas para poblar el planeta. Tarea nada fácil. La explosión demográfica mundial quiebra las estructuras sociales y urbanas conocidas. Diversos pensadores han formulado respuestas a estos fenómenos tan reales como arrasadores. Unos dicen que la humanidad se recogerá en grandes urbes. Otros, que en ciudades medianas y pequeñas. Otros hablan de ciudades radiales, ciudades satélites, ciudades lineales, ciudades jardines. En algunos lugares asoma el propósito de abolir tajantemente la división campo-ciudad y proponen nuevas opciones, entre ellas la ciudad-región.

 

En cualquier caso, el planeta poblado por 7.000 millones de habitantes en rápido crecimiento, debe revisar las categorías urbanísticas heredadas y aplicar soluciones que eviten que las metrópolis se conviertan en necrópolis, la ciudad de los muertos. Una solución es la Agrópolis, simbiosis de campo y ciudad. Las opciones, en general, requieren clarificar, como punto de partida, el concepto de región.

 

* Arquitecto urbanista, Planificador, Investigador científico, y actual Presidente de la Sociedad Geográfica de Colombia.

 

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APRENDER HACIENDO Y SU APLICACION EN EL TRÀNSITO

Carlos Yezid  Morales G.(*)

"Oigo y olvido, veo y recuerdo, hago y aprendo" (Confusio 500 A.C.)
Hace cuarenta y un años me recibí como Ingeniero, siguiendo una filosofía y una estructura educativa y formativa que se ha mantenido, por años  en la mayoría de países y universidades del mundo.   Es el paradigma que hemos conocido hasta ahora basado en un ritual que incluye aula, profesor, asignaturas, tareas,  exámenes, notas, título, etc.  Obviamente aprobé todas las asignaturas, incluyendo aquellas  materias relacionadas con las matemáticas: algebra, càlculo infinitesimal y ecuaciones diferenciales, entre otras. Hoy después de cuatro décadas de ejercicio profesional  y de desempeñar la docencia universitaria  en mi campo de especialización, debo confesar que nunca he necesitado utilizar las integrales ni las derivadas a lo largo de mi vida. Lo lamentable es haber dedicado tanto tiempo y esfuerzo y haber pasado tantos malos ratos  y sinsabores con algo a lo que luego jamás  se le saca provecho.
La principal razón es que la educación es el ámbito de la sociedad que menos ha evolucionado con el paso del tiempo. Para reflejar lo desalineados que están los procesos educativos con el mundo en el que vivimos, se suele recurrir muchas veces a  analogías como la siguiente: Si tomásemos a un ingeniero de caminos del siglo XIX y lo colocásemos frente a un proyecto vial actual, no sabría qué hacer, no entendería gran cosa, estaría perdido e imposibilitado de actuar. Si tomásemos a un profesor de esa misma época y lo introdujésemos en una sala de clases de cualquier colegio o universidad del mundo, inmediatamente reconocería la situación y en cuestión de segundos sería capaz de seguir desempeñando su profesión de forma natural.
El concepto de Educación que ha predominado y aún continúa, es simple: es algo que ocurre y no debemos olvidar, si lo olvidamos, entonces no fuimos educados. Si hoy no sabemos cómo resolver Integrales, o no somos capaces de aprobar cualquier examen que presentamos en la universidad, simplemente no aprendimos.
En consecuencia, la noción aceptada de Educación, impuesta por las entidades educativas, no tiene nada que ver con la forma real en la que las personas aprendemos. Acumular información, hoy en día no es muy valioso. Lo que importa no es qué deben saber las personas (algebra, càlculo infinitesimal y/o ecuaciones diferenciales) sino que deben HACER (**).
Los cursos tradicionales pocas veces le dan al participante la oportunidad de practicar, de decidir, de vivir las consecuencias de esas decisiones, de equivocarse y de recuperarse de esos errores y en definitiva de hacer otra cosa que no sea leer y escuchar y pasar a la siguiente lección. No importa cuanta información sea arrojada sobre los estudiantes, al cabo de poco tiempo serán incapaces de recordarla, igual que no recuerdan las noticias que leyeron en el periódico o que oyeron y/o vieron  en el noticiero del fin de semana anterior.
Si no se practica, no se aprende. Si el curso no se parece al trabajo para el cual se va a preparar, no sirve para su propósito y si el comportamiento del estudiante tras el curso sigue siendo el mismo, el esfuerzo para nada sirvió. En este sentido, Michel Patin, jugador francés de fútbol dijo: ”Entre más practico, más suerte tengo”.
Hay algo que no ha cambiado mucho en miles de años: el hombre aprende de experiencia directa y no de presentaciones digitales como el muy usado powerpoint de hoy.
Aprender es un proceso de construcción activa de conocimiento  e interacción entre pares ( y con alguien más experimentado) . El problema no es que la formación en si misma no sirva  ni que la modalidad presencial sea inútil. El problema es que los cursos, que se supone preparan a un individuo para actuar, están llenos de palabras y es poco lo que los participantes pueden hacer con las palabras. Resulta difícil aprender habilidades solamente hablando de ellas. En los cursos presenciales tradicionales falta acción, faltan desafíos, falta reflexión, falta retroalimentación. En definitiva falta que el alumno haga y no escuche.
Las personas no recuerdan los cursos que hacen. Recuedan las experiencias que tienen. Aprender exige recordar y la memoria  proviene de la experiencia; para tener experiencias es impresindible practicar ( tienen que ocurrir cosas que dejen huella y que  puedar ser reutilizadas en el futuro).
Somos el resultado de nuestra experiencia, aprendemos de la experiencia y en realidad lo que aprendemos son experiencias. La formación consiste en poder practicar  las situaciones que se van a encontrar mañana en el trabajo.
La manera en que se enseña es más importante que el profesor, según un estudio realizado por Carl Wieman de la Universidad de la Columbia Británica,  físico ganador del Premio Nobel y quien ahora asesora al presidente Barack Obama en cuestiones científicas. Èl encontró  que en casos casi idénticos, estudiantes canadienses aprendieron mucho más de asistentes jóvenes que empleaban herramientas interactivas, que de un profesor veterano que daba una cátedra magistral. Los estudiantes que usaron las herramientas interactivas tuvieron calificaciones el doble de altas en una prueba posterior, comparado con los alumnos de la clase normal, dice el estudio publicado en la revista Science.
En el método interactivo no hubo casi nada de clases sino discusiones breves entre grupos reducidos, exámenes cortos, exposiciones y sesiones de preguntas y respuestas. Los docentes recibían la reacción del estudiantado inmediatamente en forma de gráficas. “Este es un aprendizaje mucho más eficiente, por supuesto. Todos deberían estar practicándolo.  El que no esté aplicando esto está haciendo mal enseñanza”.   Lloyd Armstrong, ex vicerrector de la Universidad del Sur de California y profesor de física y educación, coincidió en que el estudio demuestra que “no depende del maestro y ni siquiera de la tecnología, sino del método de enseñanza“.
Existe solo un camino para aprender a hacer algo y este es haciéndolo. Si Ud. quiere aprender a lanzar una  pelota, cocinar,  conducir un carro, desplazarse con seguridad en calles y carreteras o ser un Consultor Internacional, Ud. tiene que ir y hacerlo. A través de la historia, para aprender un oficio, los jóvenes han sido los ayudantes de los maestros.  En consecuencia, el aprendizaje de una habilidad ha significado meter la mano en esa habilidad.  Cuando  se ha tenido la seguridad que no hay daño real , siempre a  los novatos   “se les ha dado  una oportunidad”.  Generalmente los padres enseñan a sus hijos siguiendo este camino. Ellos no dan una clase previa a sus hijos para prepararlos a caminar, hablar, trepar, correr, jugar o enseñarlos a comportarse. Ellos simple y precisamente  les permiten a sus hijos hacer esas cosas.
Aprendemos haciendo, practicando y no escuchando o leyendo. El error es uno de los elementos esenciales del aprendizaje. Para aprender no hace falta estudiar no es necesario hacer cursos ni hacen falta contenidos. Sacar buenas notas no es sinónimo de aprender ni ser inteligente y la vida no se divide en asignaturas. El método de aprender haciendo conlleva  tres  criterios esenciales : 1. Hacer (pensar y construir), 2. Cometer errores,  y 3. Contar historias (explicar lo que se ha hecho que es la mejor manera de aprender).
Cuanto más habla un profesor, menos aprenden sus alumnos. Por tanto, el objetivo es diseñar actividades y tareas y ayudar a los alumnos cuando tienen problemas y no antes. Las siguientes palabras de John Dewey, pronunciadas en 1916, son esclarecedoras: “Dad al alumno algo que HACER y no algo que aprender, ya que el hacer tiene tal potencia que exige pensar y reflexionar” (**)
En mis cursos de Formulación y Evaluación de Proyectos  suelo hacer que los participantes intercambien información personal entre ellos y luego les pregunto  a que se dedican, que esperan del curso, que es lo que más les interesa y les entrego un escrito de menos de una cuartilla. Les pido que integren grupos,  que se reunan y se pongan a trabajar analizando el escrito y un tiempo más tarde presenten al resto de la clase las conclusiones sobre las preguntas planteadas.     La reacción inicial de los participantes es casi siempre de sorpresa, incomodidad y resistencia y tal malestar dura hasta que se inician las discusiones y se descubre que los que tienen que hacer el esfuerzo son ellos, que aprender no es lo mismo que enseñar y que el aprendizaje surge desde adentro y no viene de afuera.
No hay nada más importante que aprender pero al mismo tiempo, el gran problema que debemos enfrentar es que NO sabemos aprender. Bueno, si hemos de ser justos, en realidad hay un grupo que si sabe aprender y lo hace a las mil maravillas y jugando: Los niños.   Es evidente que todos fuimos niños alguna vez. (***)
El método de aprender haciendo implica un cambio drástico de protagonismo y de responsabilidad, con relación al tradicional. Los alumnos, generalmente, tienen internalizado el modelo que tanto la escuela como la universidad les ha  inculcado durante tantos años que les resulta casi imposible desembararzase de él.
Si la mejor manera de aprender es haciendo y practicando, entonces el juego es una metodología tremendamente poderosa para mejorar los procesos de aprendizaje y los resultados esperados. “El juego constituye una estrategia de aprendizaje. Jugar es el trabajo más importate del niño.  Cleparade, 1918
Los Daneses que crearon  LEGO©, han definido la palabra juego como “Una actividad limitada en el tiempo y el espacio, estructurada por reglas, convenciones o acuerdos entre jugadores, no forzados por una autoridad; que promueve el desarrollo de la fantasía y la imaginación creativa”.
Hemos expuesto todo lo anterior, porque existen innumerables actividades de nuestra vida diaria en las que el aprendizaje jugando y haciendo, constituyen  herramientas exitosas para un mejor vivir. Tales el caso del comportamiento en  el tránsito de  conductores y peatones. Un  seguimiento a quienes de niños aprendieron los principios de la circulación vehicular mediante el uso de parques “infantiles” de tránsito. Bajo el concepto  de juego creado por LEGO, ha demostrado que en la edad adulta han sido mejores conductores, mejores peatones y por ende, mejores ciudadanos.
Como Boyacá  está desarrollando su Plan Departamental de Seguridad Vial, resulta propicio enfatizar la necesidad de que nuestros niños y adolescentes internalicen la cultura del tránsito mediante la provisión por parte del Gobierno o del Sector Privado, en las principales ciudades del departamento, de  sendos parques de tránsito , que tengan como filosfía central  el  aprender haciendo.

Estos lugares deberán estar conformados por circuitos de vialidad pensados y diseñados especialmente para niños ( pero también para los adultos), recreando calles, avenidas, pasos peatonales a nivel, marcas, señales de tránsito y semáforos, movimientos vehiculares y peatonales, entre otras cosas, y tiene como objetivo que niños  y adultos aprendan todo lo referente a la seguridad vial, pudiendo experimentar, identificar y  percibir, con vehículos conducidos por ellos mismos,  el tránsito que fluye en  una ciudad concreta en miniatura.


Los asistentes podrán  disfrutar allí de la actividad de conducir o de ser peatón. En un pequeño auditorio recibirán una explicación visual de todo lo concerniente a las señales de tránsito, el rol del peatón, la correcta ubicación dentro del vehículo y el uso del cinturón de seguridad, entre otros temas. Luego adultos y  niños en el mismo parque  vivirán situaciones de tránsito concretas (atravesar cruces viales y semáforos) y podrán desenvolverse al mando de  un vehículo. Cámaras de video grabarán su comportamiento y posteriormente  regresarán al auditorio para ver y analizar en grupo como fue su propio comportamiento dentro de las corrientes vehiculares. Cada vez que un visitante concurra al Parque de tránsito vivirá experiencias diferentes pero igualmente ilustrativas , aleccionadoras y de completo aprendizaje.
Con estas actividades se buscará que los boyacenses comiencen a trabajar en la creación de un "Nuevo Tránsito" en las ciudades del Departamento, más seguro y más humano, inculcándoles adecuados hábitos para que sean el ejemplo a seguir en materia de prevención vial.

Se procurará generar una nueva conciencia preventiva en torno al tránsito desde el  enfoque sistémico de “aprender haciendo”  porque mencionar el  tema de la seguridad vial  implica tener viviencias de todo aquello que hacemos cada vez que salimos a la calle: formar parte de un todo, sabiendo que con nuestra conducta condicionamos al otro y éste a nosotros. El desafío está puesto en volvernos hacedores del tránsito desde pequeños.

No se trata sólo de transferir conocimientos generales sobre seguridad vial, entre los que pueden figurar la prohibición de cruzar en rojo o el respeto continuo al peatón, sino, principalmente, de aprender  actitudes y conductas que tienen lugar en la vía pública y el rescate de valores tradicionales, como el respeto, la tolerancia y la convivencia en la calle.
( *)                   Ingeniero en Transportes y Vías, Ingeniero Civil, Gerente de Proyectos, M Sc. (Universidad Nacional de Colombia),  PhD © (U. Politécnica de Madrid (España)), Capacitador Internacional sobre Formulación y Evaluación de Proyectos de Interés Social con metodología BID y de la Banca Multinacional. Investigador sobre Temas de Seguridad Vial. Analista, Asesor y Consultor del Observatorio Boyacense de Movilidad y Seguridad Vial - SEGVIAL BOYACÁ. Email: Cymoralesg@gmail.com
(**)            John Dewey, Thinking in Education. 1916)
(***)      Margulis, Lucio y Martinez, Javier. “Jugar es aprender haciendo”
CONTÁCTENOS: < director@granboyaca.org >

LOS RICOS TAMBIÉN SE BENEFICIAN CUANDO LOS POBRES DEJAN DE SERLO" *

"El expresidente de Brasil contó durante su visita a Colombia detalles de la política social que hoy es ejemplo en el mundo. Le recomendó a Colombia no dejar en manos de intermediarios la administración de los recursos públicos.
A Luiz Inácio Lula da Silva no se le olvida que lo que hizo el primer
día de su gestión como presidente de Brasil fue reunir a todos sus
ministros, subirlos a un avión y llevarlos a los lugares más pobres
del país. Quería que el presidente del Banco Central o su ministro de Hacienda “vieran a ese país que no se queja, que no hace
manifestaciones, pero que está ahí, que es real y verdadero. Eso
quizá haya ayudado a cambiar las cosas”. Da Silva conocía muy bien esos sectores. Salió de una de esas zonas donde es común que los niños vayan a la cama sin comer o pasen un domingo sin almuerzo.
“Conocí el pan por primera vez a los 7 años –recordó el
exmandatario–. Hasta esa edad, el café que me tomaba por la mañana era con harina de yuca. Sé que es la desesperación de una madre que está delante de un fogón sin gas y sin lo más elemental para hacer una comida para sus hijos”. Durante su visita al país, el
expresidente de Brasil compartió no sólo su historia de vida, sino los resultados de su política social que sacó a 28’000.000 de brasileros de la pobreza y que redujo drástricamente los niveles de desnutrición y desescolarización de los niños y jóvenes de su país. Brasil es una de las diez economías más importantes del mundo, pero para Lula esto de poco ayuda si no hay democracia ni políticas de distribución del crecimiento para evitar que el dinero siga en manos de pocos “y el pueblo siga pobre y desnutrido”. “Cuando empecé mi gobierno, el 10 por ciento de la población más rica cogía la mitad del dinero del país y le dejaban a los más pobres apenas el 10 por ciento”, recordó el exmandatario quien logró cambiar estas cifras aumentando el salario mínimo en un 62 por ciento en cinco años, aún con voces en contra que le advertían que lo único que lograría era el crecimiento de la inflación. “Y la inflación no aumentó”, dice ahora con satisfacción. Esta sola decisión sacó a millones de brasileros de la pobreza. Es más, asegura que con la crisis del 2008 Brasil salió adelante gracias a esta población. “El consumo creció siete veces más, sobre todo en los sectores populares. Los pobres comenzaron a ser tratados como ciudadanos”. Para Luiz Inácio Lula da Silva hubo varias estrategias clave para lograr los resultados. Una fue bancarizar la población pobre: en un año 45’000.000 de brasileros tenían cuentas bancarias activas, y esto ayudó a hacer viable la segunda estrategia: no dejarles a intermediarios la administración ni la entrega de estos
recursos públicos. “No creo que deba existir la figura del intermediario, porque la mitad de la plata se queda con él. En Brasil las personas que reciben beneficios del gobierno no tienen contacto con intermediarios. Reciben una tarjeta magnética con la que puede ir al banco y sacar el dinero. Eso es sagrado”, recalcó el expresidente. Y una tercera estrategia que garantiza el éxito es tener registros de calidad y hacer seguimiento a los programas y beneficiarios. Equipos del gobierno viajaron a lugares remotos en donde encontraron habitantes que ni siquiera tenían actas de nacimiento; eran ciudadanos que no existían. Ellos son hoy beneficiarios del programa bolsa familia, que entrega tarjetas a las mujeres del hogar para que cuenten con el dinero para la alimentación y la educación de su familia. “Son 13 millones de tarjetas. Las personas van al banco y no les deben favores a alcaldes ni a gobernadores ni al presidente. Me decían que estaba desperdiciando el dinero, que estaba creando vagabundos que no trabajaban. Había personas que criticaban que los pobres compraran lápices o zapatos para los niños y no comida. Eso es fácil decirlo para alguien que los tiene, pero no para los que nunca lo han tenido. Quienes nunca han pasado hambre ni necesidades no saben qué son 80 dólares en manos de una madre de familia”. Combatir el hambre fue una prioridad del gobierno de Lula da Silva, al punto de crear un ministerio dedicado exclusivamente para esta tarea. En seis años la desnutrición de Brasil se redujo un 73 por ciento y la mortalidad infantil en un 45 por ciento.
La política es ejemplo en el mundo. Esta apuesta incluye restaurantes populares, programas de lactancia materna, promoción de la agricultura familiar, distribución de alimentos a los más pobres, la entrega de microcréditos y fomento de la economía local a través de la compra al pequeño productor para abastecer los programas de alimentación del gobierno, entre otros. “La garantía para la buena alimentación de la población debería ser la prioridad de todos los hombres públicos y de los ciudadanos de buena voluntad. No es normal –dijo– que un gobernante del mundo no ponga la lucha contra el hambre como una prioridad de sus presupuestos, así como en sus políticas”. La generación de millones de empleos formales para padres de familia buscó reducir el trabajo infantil y por el contrario, llevar a estos niños y jóvenes a las 214 escuelas de educación básica nuevas, así como a las 14 universidades federales construidas durante su periodo.
Hoy hijos de albañiles estudian carreras como medicina en estas
universidades. Estos resultados, aseguró, son una muestra de que “no hay nada más barato que invertir en los pobres” y deja atrás la
teoría de que hay que esperar al desarrollo para ser inclusivos. En el
caso de Brasil, la inclusión llevó al desarrollo. “Los ricos también se benefician cuando los pobres dejan de serlo”, dijo. Hasta le pagamos la deuda al Fondo Monetario Internacional. Después de dos años de gobierno le devolvimos 16.000 millones de dólares que
le debíamos. Hoy el FMI nos debe 14.000 millones de dólares que les prestamos para ayudar a la crisis de los países ricos”.
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* Nota de quienes nos reportaron este artículo: "Nos llegó este interesante artículo sobre la gestión del presidente Lula da Silva en el Brasil como ejemplo para nuestros paises Latinoamericanos.   Es un poco extenso pero vale la pena leerlo."

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