El
país, los industriales, los transportadores, los agricultores y los hogares, se
quejan por los precios de los energéticos como la energía eléctrica, el gas
natural, el GLP, la gasolina y el diésel. Y
tienen razón, estos precios son de los más altos en comparación con la mayoría
de los países del continente americano, y de los mayores del
mundo.
Colombia es un país que cuenta con una muy buena dotación de
recursos energéticos. Dispone de reservas en petróleo, gas natural, carbón,
agua, energía solar, biomasa, geotermia y aún de uranio.
Pero,
asimismo, es uno de los países con los precios de los energéticos más altos
del mundo, por encima de la mayoría de los países que cuentan con recursos
energéticos, que es con los cuales debemos hacer la comparación. Es
decir, una paradoja, no somos competitivos en energía, es como si fuéramos
importadores, de ahí que la ventaja que tenemos en energía no la utilizamos,
para que los costos de producción sean más bajos y los hogares se beneficien.
Cuál
es la razón? La mentalidad fiscalista y neoliberal de los gobiernos que
se han sucedido desde 1991. Prefieren darle gusto a una ideología, a pesar de
que la aplicación extrema de esta doctrina lleva a perjudicar al país. Vale más
aferrarse al extremismo neoliberal y ser elogiado por el FMI, el Banco
Mundial y el sector financiero que diseñar políticas más pragmáticas que consideren
el interés de los colombianos y no el de Ecopetrol y el de las empresas
privadas y transnacionales del sector eléctrico.
Los
precios de la energía eléctrica en Colombia son muy altos.
Los
hogares colombianos pagan precios de la energía eléctrica muy altos, por encima
de los de Estados Unidos, Canadá, la mayoría de los países de Latinoamérica y
cerca del promedio de la Unión Europea.
Como
un ejemplo, los precios en Estados Unidos eran en junio de 2013 de 214 pesos el
kilovatios hora para los hogares y el comercio y de 153,50 pesos el
kilovatio hora para la industria (Agencia de Información de Energía de los
Estados Unidos), mientras que para Colombia, para la distribuidora
Codensa de Bogotá (Boletín de la Superintendencia de Servicios Públicos
Domiciliarios), en diciembre de 2012, el costo promedio para los hogares era de
388 pesos el kilovatio hora, es decir, sin tener en cuenta los subsidios y los
sobrecostos. Esto quiere decir que un hogar de estrato 4 pagaba 388 pesos
el kilovatio hora y los de los estratos 5 y 6, 466 pesos el kilovatio
hora. Un hogar de estrato 1 pagaba 182 pesos, uno del 2, 228 pesos
y el del 3, 324 pesos. O sea, con los subsidios, solamente los del
estrato uno pagan un valor similar al de un hogar de los Estados Unidos.
Para
la gran industria, la que está conectada a altos voltajes, a más de 57.5000
voltios, que corresponden a lo que se llama usuarios no regulados, de un
estudio de la Asociación Interamericana de Grandes Consumidores, para 2010 las
tarifas de energía eléctrica de Colombia eran solamente inferiores a las de
Chile y muy similares a las de Brasil. Pero la situación es peor para las
industrias o sectores no residenciales conectados a voltajes inferiores, porque
los precios llegan a ser casi el doble. ¡Así cómo se puede competir!
Tienen
razón los industriales colombianos, regulados o no regulados, el costo de la
energía eléctrica afecta la competitividad de la producción nacional, y todo
por darle gusto al FMI y al Banco Mundial.
Por
qué se da esta situación? Por la manera como se definen los precios en la
cadena que va desde la generación, la transmisión, la distribución y la
comercialización de la energía, y por unas normas que impiden una verdadera
política de cogeneración y autogeneración. En Colombia, por la presión de los
generadores, los autogeneradores y cogeneradores no pueden vender sus sobrantes
de energía a la red, lo cual está perjudicando a los sectores productivos y al
usuario colombiano en general.
El
sector eléctrico es muy intensivo en capital, de ahí que la forma como se
remunere al capital tiene altas implicaciones en los precios finales de
la energía eléctrica. Igualmente, el nivel de competencia en generación, en
Colombia es oligopólico, ya que tres empresas dominan más del 60% de la capacidad
instalada.
En
las fórmulas de la Comisión de Regulación de Energía y Gas-CREG, el capital se
remunera aplicando una tasa de rentabilidad sobre activos revaluados, tasa que
incluye una tasa de riesgo para supuestamente atraer capital extranjero, que
por lo tanto da lugar a mayor costo.
El
costo del capital explica casi el 70% del componente del costo de la energía
eléctrica, costo que depende del valor del capital y de la tasa de
rentabilidad. El primero se considera como el valor de los activos revaluados y
la tasa de rentabilidad se define por el método del costo promedio
ponderado del capital. Este tiene dos componentes, el costo del capital propio
y el costo de la deuda, ponderados por la participación de cada componente para
financiar la inversión, suponiéndose una asignación óptima de cada uno de ellos
(40% de deuda y 60% de capital propio según la CREG), tomando como base de
cálculo un período futuro de cinco años.
Según
el Documento CREG-022 de marzo de 2022,
WAAC = wD. kD+ wE.kE
Donde
WAAC es el costo promedio ponderado de capital
wE : peso ponderado del capital propio o equity
wD :peso ponderado de la deuda
kE :costo del capital propio o equity
kD : costo de la deuda
El
costo de la deuda “se refiere a la tasa de crédito promedio obtenible por los
inversionistas”, y en “principio, es la del mercado ofrecido sobre los bono de
largo plazo emitidos por las empresas del sector” (CREG, Resolución 022,
pag.53).
Para
el costo del capital se parte de una tasa de referencia más una prima de
riesgo. Los factores de riesgo son el riesgo del negocio y el riesgo de operar
en Colombia. Los cálculos se hacen siempre suponiendo que se trata de atraer a
un inversionista extranjero, así:
kd = rf + rn +rrp
Donde
rf: tasa libre de riesgo
rn: prima por riesgo de negocio
rrp:
prima por riesgo país
Del
estudio de la CREG para el año 2002, que fue la base para la resolución
tarifaria para los siguientes años, se encontraron los siguientes valores de
rentabilidad:
WAAC: 17,01% en US$ antes de impuestos
WAAC: 13,02% en US$ después de impuestos
Costo
de la deuda en US$ antes de impuestos: 10,40%
Costo
de la deuda en US$ después de impuestos: 7,67%
Costo
del capital propio antes de impuestos en US: 15,59%, resultado de una
tasa libre de riesgo de 6,07%, una prima de riesgo de mercado de 4,33% y
una prima de riesgo de país de 6,19%.
Todos
los factores anteriormente mencionados deben ser objeto de crítica porque aquí
está el quid de los precios de la energía eléctrica en Colombia. El hecho de
determinar la tasa de rentabilidad del capital como si se tratara siempre de
una empresa extranjera ya implica de por sí rentabilidades muy por encima de lo
que debería ser normal para una empresa de servicios públicos, que trae como
consecuencia tarifas de energía altas para los hogares y los sectores
productivos. Igualmente, el trabajar con activos revaluados. Así, hay ya un
elemento adicional que es la prima de riesgo país de 6,19% que encarece
el costo de capital propio en casi cuatro puntos que es un valor apreciable.
El
otro punto es el que tiene que ver con la vida de los equipos, en la medida en
que se considere una vida más corta de la real, hay que depreciar más rápido y,
por lo tanto, mayor es el costo de la energía eléctrica.
Estos
son unos elementos para el análisis, no los únicos, que nos permiten afirmar
sin duda de que hay que modificar la metodología de diseño de las tarifas de la
energía eléctrica y del gas natural porque en este sector se sigue la misma
metodología.
Lo
interesante de la situación es que el cambio en los cálculos no requiere de
leyes sino que los miembros de la CREG modifiquen la metodología. Como
los miembros son funcionarios de período fijo, de orientación neoliberal,
si se niegan a efectuar los cambios, ahí sería necesaria una ley que
determinara con más precisión los parámetros de cálculo.
Los
precios de la gasolina y del diésel oil (ACPM) también son muy altos
Aquí
viene también la paradoja, Colombia exporta petróleo y tiene los precios
de la gasolina y el diésel más alto de los países exportadores de
petróleo. De 29 países del continente americano referidos por el informe
anual 2010/2011 de la GTZ sobre precios de los combustibles, solamente Uruguay,
Brasil, Cuba y Guadalupe están por encima de Colombia en los precios de
la gasolina y el diésel.
Así,
para el 19 der agosto de 2013, en Estados Unidos un galón de gasolina
costaba en promedio 6.345 pesos y uno de diésel 7.410 pesos, mientras en
Colombia los precios correspondientes eran de 8.448 pesos y 8.049 pesos.
Lo notable del asunto está en el hecho que Estados Unidos es un importador de
petróleo y tiene un ingreso por habitante cinco veces más que Colombia.
Por
qué los precios de los combustibles son altos en Colombia
Por
la filosofía que inspira a los gobiernos y a los reguladores. En el caso de los
combustibles, la política de precios se basa en el concepto del costo de
oportunidad, es decir, se supone que el productor de la gasolina y el ACPM
(diésel), en nuestro caso ECPETROL, debe recibir un ingreso como si fuera
importador o exportador. Es decir, los precios no tienen nada que ver con los
costos de producción internos. Entonces, al definir así la política, los
precios viene lo sorprendente, si no se aplica esta política de precios,
o sea, no se ajustan los precios de la gasolina y el diésel, a los
movimientos de los precios internacionales, el gobierno queda deudor de
Ecopetrol con la diferencia entre lo que debería cobrarse y lo que realmente le
llega a la empresa, a una empresa con mayoría de capital estatal en 90 por
ciento, para el beneficio de unos accionistas minoritarios. De ahí que en las
cuentas del gobierno, para promover esta política desastrosa para los
colombianos, siempre se refiere a que si no se la aplica el presupuesto
nacional debe correr con la diferencia.
Para
explicarlo en términos sencillos y con cifras aproximadas. Si se
cobrara la gasolina por los costos de producción en Colombia, el
precio para agosto de 2013 se descompondría de la siguiente manera:
1. Precio del petróleo, puesto en refinería colombiana: $1.131
2. Margen de refinación: $226,2
3. Márgenes de mayorista, minorista y otros costos: $ 1.163,6
4. Impuestos: $ 2.534,4
5. Precio total de un galón de gasolina: $ 5.055,3
Este
precio comprende una rentabilidad normal, pero si se quiere compensar a
Ecopetrol, podría pensarse en que obtuviera una rentabilidad bien
atractiva y reconocerle $ 2000 por galón de utilidad adicional, con lo
cual el precio aumentaría a 7.055,3 pesos el galón.
Si
se utiliza el concepto d costo de oportunidad, las cifras son las
siguientes:
1. Precio
del galón petróleo internacional puesto en refinería: $4523,8
2. Margen
de refinación: $226,2
3. Márgenes
mayoristas y minoristas: 1.1163,6
4. Impuestos:
$ 2.534,4
5. Precio
total del galón: $8.448,0
Los
dos cálculos muestran la ganancia extraordinaria para Ecopetrol de aplicar la
actual política de precios en el caso de la gasolina, un excedente de $
3.392,7 pesos por galón al comparar el precio según el costo de
oportunidad con el precio por costos internos, y de 1.393 pesos el
galón al incluir una ganancia adicional de 2000 pesos el galón para
Ecopetrol, que es una forma de incluir una regalía para valorizar un recurso
energético no renovable. Es decir, se puede disminuir el precio de la gasolina
en por lo menos en 1000 pesos el galón.
Si
se acogiera un precio del galón de gasolina de 7.055,3 pesos el galón, se
estaría más cerca del costo de oportunidad que del costo promedio
interno, pero es una solución benéfica para los hogares y el sector
productivos y el gobierno sigue recibiendo los mismos impuestos por los
combustibles. Por supuesto, Ecopetrol recibe menos utilidades, pero no hay
razón para ganancias extraordinarias tan exageradas por las ventas internas. Es
más lo que gana el país en el neto que lo que pierde, que es lo realmente
importante.
Entonces,
lo que hay que hacer es cambiar toda la filosofía del diseño de la política de
precios, y si es necesario, las leyes correspondientes, y acabar con la absurda
idea de que hay que pagarle a Ecopetrol como si sus costos fueran los
de los precios internacionales. Y esto no solamente se aplica para la
gasolina y el diésel oil sino para todos los productos, como para hel GLP,
de ahí los precios altos de los fertilizantes.
Sí,
Ecopetrol da ganancias altísimas, y su presidente se vanagloria de ello,
pero esto no tiene nada con eficiencia empresarial, sino con unas reglas
dictadas por el gobierno que le permiten a la empresa ganancias
monopólicas, situación que es urgente acabar.
Por
supuesto, los economistas ortodoxos pondrán el grito en el cielo. Dirán
que estamos contra la eficiencia económica, que estamos contra el ahorro de
recursos naturales no renovables, que estamos favoreciendo a los hogares de
altos ingresos.
Cada
uno de estos argumentos se puede controvertir. En un mundo imperfecto, la
teoría económica afirma que la política de precio igual a costo marginal no es
lo óptimo, que se aplicaría lo que se llama precios Ramsey, que no son
necesariamente costos de oportunidad, sino que tienen una fuerte relación con
los costos promedios. Ahora, el mercado petrolero internacional es altamente
oligopólico, de oferta controlada, no tienen nada de perfecto.
El
criterio según el cual precios de los combustibles más bajos favorece a los
hogares ricos podría ser cierto hace treinta años cuando el carro privado
era privilegio de personas de altos ingresos, pero hoy es una necesidad ante
los pésimos servicios de transporte público. El carro privado ha penetrado
en los estratos 3 y4 y aún en hogares de los estratos 2. Por otra parte,
el ACPM es un insumo importante para el transporte público de pasajeros y de
carga.
Hay
otras medidas eficientes para promover el ahorro de energía, como altos
impuestos anuales para los vehículos, prohibir la venta de carros ineficientes
en consumo de combustibles, aumentar los aranceles para los vehículos, impulsar
sistemas urbanos de transporte masivo, mejorar la infraestructura vial,
incentivar el uso de la bicicleta, realizar diseños urbanísticos que tengan en
cuenta la movilidad, y así habría otras medidas que impactarían mucho más
que precios de combustibles altísimos que sí afectan la competitividad y
bienestar de los colombianos.
Hay
que producir un revolcón en los precios de los energéticos
En
conclusión, es urgente realizar un revolcón en la política de precios de los
energéticos en Colombia. Los colombianos tienen razón: están cansados de
las altas tarifas de energía eléctrica, de los precios del GLP, del gas
natural, de los combustibles y de los fertilizantes. Y el sector productivo, la
industria, la agricultura, el turismo, todos los sectores, están agobiados por
estos precios que nos hacen menos competitivos.
Por
supuesto, no hay voluntad del gobierno. El presidente Juan Manuel Santos, como
los anteriores gobiernos, está atrapado por los economistas ortodoxos, que no
le permiten hacer cambios. Prefieren paros y revueltas a alterar su
pensamiento, en una materia que es posible modificar con justificaciones
económicas y de interés general. Pero para que esto se dé se requiere de nuevos
liderazgos, de un nuevo enfoque, de otro modelo. En fin, se trata de
derrotar al neoliberalismo colombiano.
Diego Otero
Exviceministro
de Minas y Energía de Colombia y
Exsubdirector
del Departaamento Administrativo de Planeación - DNP
Fuente:
este texto fue enviado a CGB -GRAN BOYACÁ para difusión, por el Ing. Orlando
Flechas Corredor - Exgerente de la Empresa de Energía de Boyacá - EBSA.
Correo:
director@granboyaca.org
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