REALIDAD Y VERDAD

 

Alberto Mendoza Morales

 

¿Dónde estamos? Crucial pregunta, requiere situarnos en función de la reali­dad. La reali­dad está velada por apariencias, por pliegues y repliegues que obstaculizan nuestra visión, Con ello dificultan nuestro acceso a la verdad. Las cosas esenciales del mundo y de la vida  las percibimos en medio de la confusión. La verdad no se da directa, está embozada en el embrollo de lo cotidiano. Hay que buscarla, encontrarla y reconocerla.

 

La realidad  cuenta  innumerables facetas, unas actuales, otras posibles. La realidad actual es topía, la realidad posible es utopía, la falsificación de ambas es qui­mera. Percibir la realidad, con ella la verdad, reclama de nosotros lucidez, estado anímico posible sólo si desperta­mos y cultivamos la vigilia.

 

La realidad es genuina, existe como hecho, como cosa. La realidad es genuina, tiene existencia absoluta, es aprehensible. Se presenta encubierta por formas apa­rentes que la encubren y hacen dificultosa su compren­sión. Pero la realidad está ahí, fuera del ser, como enig­ma; dentro del ser como respuesta.

 

La realidad es dialéctica, obedece al principio de polaridad, se da en forma dual.   Aparece a nuestra vista, tendida entre dos polos extremos y opuestos: tesis y antítesis. En su centro da cabida a la síntesis. Polos opuestos se atraen y se tocan; entre tesis y antítesis se ordenan multitud de matices; forman espec­tro plural, como el arco iris.

 

La realidad no es simple, es compleja; no es lineal es sinuosa; no es estática es dinámica. La realidad se da en formas variadas que se pene­tran unas a otras. La realidad se plantea desafiante a nuestra con­ciencia, como problema, por esto es maestra de vida y nutre al ser. La realidad es continua e imparcelable; sólo nues­tra limitación cognoscitiva nos obliga a dividirla y clasifi­carla para tratar de conocerla.

 

Incógnita es "verdad" desconocida. Incita a develarla. La incógnita yace enigmática en el seno de las apa­riencias.La primera incógnita  que enfrenta el  hombre es el conocimien­to de la realidad. La realidad, en todas partes, en todas las épocas, por ser dual, se ha dado y se da en formas conflictivas.

 

Conocer la realidad nos desafía, nos  impulsa a ac­tuar, nos lleva a identificar sínto­mas, precisar diagnósticos. La realidad reta al filósofo, al científico, al político. Al filósofo para entenderla, al científico para conocerla, al político para modificarla.

 

Diversos caminos conducen al conocimiento de la realidad; caminos subjetivos y objetivos, racionalistas e intuitivos.  A la captación cierta de la realidad nos liga un camino, lo denominamos método.

 

 
 
 

 

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