Fwd: Tres músculos, Newsletter 125 Catenaria Gestión del Conocimiento



---------- Mensaje reenviado ----------
De: Javier Martínez Aldanondo <gestiondelconocimiento@catenaria.cl>
Fecha: Monday, September 5, 2016
Asunto: Tres músculos, Newsletter 125 Catenaria Gestión del Conocimiento
Para: granboyaca@gmail.com


 
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Tres músculos
Javier Martínez Aldanondo
Gerente de Gestión del Conocimiento de Catenaria
jmartinez@catenaria.cl y javier.martinez@knoco.com Twitter: @javitomar
 

 

"Y esos hombres que tú admiras, que parecen visigodos, mucho músculo, poco cerebro y luego lloran como todos" Te quiero (Siniestro Total).

Años atrás, durante una visita a la casa de mis padres en San Sebastián, mi abuela materna (que en ese momento tenía unos 90 años) me hizo un comentario aparentemente inofensivo cuando me vio sentado en la cama tecleando en el portátil". ¿Qué estás haciendo?" me preguntó. "Estoy trabajando, amona" (abuela en vasco) le contesté. "Ah, es que vosotros trabajáis con la cabeza." Para ella, el concepto de trabajo estaba directamente relacionado con lo que había vivido: el cultivo de la tierra y la cría de animales en el caserío, donde las jornadas venían marcadas por el clima (de sol a sol) y la fuerza física, y su alimentación correspondiente, tenían una importancia capital. Nosotros habitamos la era en que organizaciones y trabajadores del conocimiento acaparan el protagonismo. La materia gris y la potencia intelectual han sustituido a las materias primas y a la potencia física.

Acaban de finalizar los Juegos Olímpicos de Rio. Resulta sencillo encandilarse ante semejante despliegue de poderío deportivo que va desde los gigantescos jugadores de baloncesto y los fornidos levantadores de pesas hasta las diminutas gimnastas y las livianas maratonistas. La deslumbrante colección de cuerpos musculosos que pudimos admirar durante 2 semanas nos regalaron innumerables exhibiciones de fuerza, velocidad, potencia y resistencia. Pero, detrás de tal exuberancia atlética, existen 2 músculos que son los verdaderos artífices de todas las proezas: El cerebro y el corazón. A lo largo de la competición, me tomé la molestia de revisar las declaraciones de algunos destacados participantes y descubrí un patrón que se repetía constantemente: para todos ellos, el secreto está en la mente. Carolina Marin, medallista de oro definió el bádminton como una "actividad intelectual". El recién accidentado Bruno Hortelano, flamante campeón de Europa de 200 metros declaraba poco antes de las semifinales olímpicas que "el entrenamiento mental es la diferencia". Sergio Scariolo, entrenador de la selección española de Baloncesto afirmaba "nuestra fuerza está en la cabeza y el corazón, no en las manos y en los músculos". Mireia Belmonte, nadadora multimedallista, hablaba de "no dejarse llevar por las emociones y soportar la presión". ¿No es curioso qué atletas y entrenadores den tanta importancia a la razón y a las emociones, esos músculos intangibles que permanecen ocultos a la vista del espectador? Los vascos, por ejemplo, hemos sido un pueblo que tradicionalmente prestó especial atención a la fuerza física. Basta revisar nuestros deportes rurales (levantar piedras, cortar troncos, remar, segar hierba, etc.) y la cantidad de dinero que se mueve en las apuestas, para comprobarlo. Más recientemente, fuimos mutando hacia una sociedad "cerebral", con un pujante desarrollo industrial y empresarial. Sin embargo, no estamos al mismo nivel en el ámbito de la inteligencia emocional, sobre todo si nos comparamos con otros pueblos que, peyorativamente, consideramos sub-desarrollados pero mantienen una relación de armonía plena con la naturaleza y consigo mismos. ¿Cómo tratan las empresas y el sistema educativo estos músculos?

Los músculos en la empresa: La fuerza física. WALL-E, galardonada con el Oscar a la mejor película de animación en 2008, muestra a los humanos en el siglo XXIX como seres obesos y deformes, que pasan el tiempo acostados y se desplazan mediante sillones voladores. Hoy resulta difícil encontrar organizaciones donde las personas realicen trabajo físico pesado. El rol que le entregamos a la tecnología fue descargarnos de lo que no queremos o no podemos hacer. Todo lo que queda fuera del nuestro alcance, lo abordamos mediante herramientas tecnológicas: Teléfono para hablar, radio para escuchar, televisión para ver, internet para comunicarnos e informarnos, avión, tren, barco, cohete, coche, moto o bici para desplazarnos más lejos y más rápido, maquinaria para levantar, perforar, cortar, fundir… Nadie te obliga a usar la tecnología pero sin ella, el mundo se reduce a lo que te permite tu cuerpo. Toda tecnología es conocimiento, algo que el ser humano ha aprendido y sistematizado para su uso. Es un hecho que la tecnología está cambiando nuestra forma de trabajar, no solo las profesiones que desempeñamos sino también cómo y dónde las desempeñamos. La tecnología siempre complementó nuestros músculos y cada vez potencia más nuestro cerebro pero está lejos de ayudarnos de la misma forma con las emociones. Las capacidades físicas jugaron un papel primordial durante una parte importante de la historia de la humanidad. La fuerza bruta ha sido el factor decisivo para ganar guerras, dominar naciones y someter personas hasta nuestros días. En las organizaciones innovadoras, se trata de un elemento que no ejerce influencia alguna. El foco se ha corrido hacia aspectos como la salud física y mental (y su impacto en el absentismo y en la productividad) y la seguridad. El deporte tiene todavía un lugar preminente en nuestra sociedad pero básicamente como espectáculo. Admiramos a los deportistas y celebramos sus hazañas porque conservamos nuestro instinto de animal primitivo. El boom reciente que vive la industria relacionada con la actividad física (gimnasios, alimentación, ropa) refleja el intento por no descuidar el cuerpo que, a fin de cuentas, es nuestro vehículo vital. Cuando eres niño, haces deporte porque te entretiene, es un juego y lo disfrutas. Cuando eres joven, lo cuidas por estética y para atraer al sexo opuesto (o al mismo). Cuando entras en la madurez, lo mimas por cuestiones de  salud.
El cerebro. El mundo empresarial es indudablemente un entorno gobernado por la razón. Los procesos de contratación buscan seleccionar a los alumnos con los mejores resultados académicos. La mayoría de los directivos son ingenieros cuya cotización se incrementa a medida que acumulan MBAs y otros títulos. Una organización es una máquina lógica diseñada a partir de procesos, productos, políticas, planes, objetivos, indicadores, evaluaciones, recompensas, rankings, etc., fruto de un concienzudo análisis y donde todo está fríamente calculado. Sin embargo, tal demostración de potencia cognitiva no garantiza el éxito. Es habitual que las empresas coincidan en el diagnóstico de sus principales problemas: errores repetidos, ruedas que se reinventan, dificultad para colaborar y compartir, diferente desempeño entre personas o equipos, conocimiento que se pierde con la marcha de expertos clave, etc. La explicación es sencilla: las empresas no tienen cerebro (ni memoria) y por tanto, tienen grandes dificultades para aprender, lo que las vuelve ineficientes. Sorprendentemente, aunque las organizaciones basan su funcionamiento en las neuronas de sus integrantes, jamás se han tomado la molestia de crear un musculo cerebral corporativo. Y cada día pagan las consecuencias cuando comprueban que su obstinación por la planificación y ejecución racional no son suficientes para lograr sus objetivos. Las personas somos más inteligentes que las instituciones para las que trabajamos.
El corazón. En las últimas 2 décadas, coincidiendo con la publicación del libro de Daniel Goleman "La inteligencia emocional", el mundo empresarial empezó a hablar con entusiasmo de las habilidades blandas. El liderazgo, la comunicación, el trabajo en equipo, el compromiso y hasta la felicidad, se convirtieron en elementos venerados e infaltables en el lenguaje laboral. Los directivos reconocen que la mayor parte de sus desafíos no se resuelven incrementando el stock de conocimiento técnico. Saben que todos los intangibles relacionados con el manejo de personas son los que hacen la diferencia en los resultados. Sin embargo, ese mundo les es ajeno (jamás nadie les enseñó cómo gestionar estados de ánimo) y les infunde miedo. Adentrarse en un territorio desconocido, que no dominan, implica arriesgarse a quedar en evidencia. Y por tanto, siguen dejándolo de lado. Esas habilidades y comportamientos "deseables" son elegantemente delegadas a las áreas de RRHH cuya solución consiste en impartir una colección de cursos que no generan impacto alguno. Desde siempre hemos sabido que las decisiones no son racionales sino emocionales. Las personas se mueven por las emociones y no por argumentos lógicos. Será imposible llevar a nuestras organizaciones a un nuevo estadio de desarrollo mientras sigamos teniendo líderes y profesionales con su capacidad emocional atrofiada. El desequilibrio entre las competencias técnicas y los conocimientos emocionales es muy peligroso (los denomino conocimientos porque se pueden aprender y mejorar con la práctica y la actitud adecuada). La consecuencia es que nuestras empresas resultan inhumanas: son poco acogedoras, compasivas, cariñosas o solidarias lo que repercute directamente en sus resultados. No es casualidad que las organizaciones estén dominadas por hombres. El sexo masculino se caracteriza por ser individualista, competitivo y más inclinado al uso de la fuerza. Nunca hemos vivido una época en que las mujeres, que tienen mayor predisposición hacia lo colectivo y por el mundo de los afectos, sean las que tomen las decisiones.

Los músculos en la educación: La fuerza física. En el colegio, la educación física siempre ha sido una asignatura menor, quedando relegada a actividades extracurriculares y a los breves espacios del recreo. El deporte, en términos educativos, está absolutamente sub-utilizado lo que resulta un despropósito inexplicable. Cualquier persona que haya practicado una disciplina deportiva con cierta rigurosidad sabe que es un escenario inigualable para desarrollar tanto aspectos personales (autoestima, disciplina, honestidad, tolerancia al fracaso…) como habilidades interpersonales (liderazgo, comunicación, compromiso, manejo de conflictos, respeto…). Cuando James Naismith, inventó el baloncesto en 1891, buscaba la forma de potenciar el desarrollo físico e intelectual de sus alumnos. El slogan "mens sana in corpore sano" de los romanos quedó en desuso.
El cerebro. Me he referido muchas veces a que en la escuela y en la universidad, las capacidades cognitivas no tienen rival que les haga sombra. Basta con revisar cualquier curriculum para comprobar que lo único que se enseña y se evalúa son elementos intelectuales. Cuanto más sepa un niño de matemáticas, física o historia, más inteligente lo consideramos. En Chile, como pasó en España, se ha armado un gran revuelo ante la amenaza de eliminar la asignatura de filosofía. De repente, a todo el mundo le parece esencial la filosofía. Evidentemente, no hay nada más importante que desarrollar la capacidad de pensar por uno mismo. Pero no nos engañemos, la asignatura que hoy se imparte es Historia de la Filosofía (acceso a las ideas de eminentes pensadores) lo que no tiene nada que ver con aprender a pensar críticamente.
El corazón. Como cabía esperar, la educación deja de lado el ámbito de las emociones. No es casualidad que nuestros adultos sean analfabetos emocionales cuando el modelo educativo siempre marginó, conscientemente, esa dimensión del ser humano. Si mañana se tomara la decisión de incorporarlo en el curriculum, nadie sabría quién podría enseñarlo (no tenemos profesores de Empatía), cómo enseñarlo y menos aún, cómo evaluarlo. En esta máquina de precisión llamada sistema educativo, el fin último de un colegio consiste en ordenar a los jóvenes (empezando desde el más listo) para facilitar el trabajo de selección de las universidades que repiten el mismo proceso para las empresas. Tenemos un sistema educativo que genera emociones negativas como presión, estrés y miedo. Este no es un tema que se resuelve incluyendo nuevas asignaturas sobre emociones sino cambiando la escala de prioridades. Dado que el manejo de las emociones no se enseña en el colegio, solo quedan 2 opciones: Te las arreglas para aprenderlo a lo largo de tu vida mediante ensayo y error. O la familia trata de hacerse cargo, a pesar de que los padres desconocen cómo abordarlo porque tampoco nadie les enseñó a ellos. Y de esa forma, el círculo se reproduce eternamente…

Conclusiones: Garbiñe Muguruza, ganadora de Roland Garros y finalista en Wimbledon está atravesando una profunda racha de malos resultados. Hace 1 semana, durante el partido en que fue eliminada, en segunda ronda del US Open, gritó repetidamente una frase que resume su problema: "Es mi cabeza". Cuando éramos veinteañeros, un amigo solía decir "soy un ser analítico pero emocional". Cuando los atletas afirman que la clave estriba en la parte mental, están hablando de intangibles como la perseverancia, la resiliencia, la concentración, la confianza en sí mismos… que, aunque ellos los sitúan en el cerebro, son obviamente componentes emocionales. Mats Wilander lo expresa perfectamente en esta entrevista: "si tienes mucha fuerza empleas menos tiempo en pensar, pegas golpes ganadores y no piensas tanto. Pero si no tienes esa fuerza, tú mente tiene que trabajar mucho más".
Aunque casi nadie está satisfecho con la sociedad que hemos creado y la cantidad de problemas que nos agobian, no tenemos motivos para quejarnos. Estamos cosechando lo que sembramos: vivimos obsesionados con los números, solo valoramos aquello que se puede medir, nos desvivimos por términos como eficiencia, producción, competencia, consumo, crecimiento, etc. Y consecuentemente, educamos, contratamos, pagamos y promovemos para lograr esos fines. Nuestros colegios y universidades solo enseñan aquello que es fácil de medir en un examen. Nuestras organizaciones priman lo racional y se muestran insensibles respecto de los sentimientos que nos hacen verdaderamente humanos. Consideran al corazón y sus asuntos como un estorbo sin darse cuenta de que son la única salida. Más cerebro no va a mejorar las cosas.

Entre el 7 y el 10 de septiembre, estaremos en Leon (México) en el Congreso Veterinario de Leon  impartiendo 10 conferencias sobre Gestión del Conocimiento en un evento que reunirá 15.000 congresistas, 200 ponentes de distintos países en 24 salones simultáneos.
El 29 y 30 estaremos en Mazatlán, Sinaloa (México) dando una conferencia sobre "El futuro de la educación" y el taller Lego "Iluminando tu creatividad a través del juego" en el marco del congreso internacional "Encendiendo el aprendizaje, conectando el futuro con la educación" organizado por Cobaes.


 
 
 

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PARIS PROHIBE LA ENTRADA DE MOTOS... °

Posted: 19 Aug 2016 04:59 AM PDT
Paris_at_night,_4_July_2013
Desde el pasado día 1 de julio, París ha prohibido la entrada a aquellas motos matriculadas antes del 1 de junio de 1999. En días laborables y entre las 8 y las 20 horas, no podrán circular por el casco urbano de la capital francesa al igual que los los turismos y vehículos industriales ligeros de gasolina o gasóleo anteriores a 1997 y los camiones con fecha de matriculación anterior al 2001.
Con esta medida, París intenta poner freno a la contaminación que sufre, superior incluso a los casos que se han dado en Madrid en los últimos meses. Tras entrar en vigor la prohibición, en caso de circular de forma ilegal, la sanción será de 35 euros para las motos, 68 euros para los coches y 135 euros para los camiones. En caso de reincidencia, la multa ya sería de 450 euros y además se le retiraría un punto del permiso de conducir.

Una solución no ha gustado a los parisinos

La medida tomada por el gobierno parisino no ha gustado a sus ciudadanos, sobre todo a los que usan la moto y que debido a ello, deberá literalmente achatarrar su vehículo pues ahora, incluso los precios de segunda mano para las motos de finales de los 90 han caído en picado.
Sin un plan que ayude a la renovación de estos vetustos vehículos, la solución parece difícil más allá de tener que utilizar el transporte público. Pero en muchos casos, éste no pude suplir a las enormes ventajas que tiene un vehículo de dos ruedas sobre los automóviles, el metro o los autobuses.
Barcelona, por ejemplo, es una capital que siempre y en la medida de lo posible ha fomentado el uso de la motocicleta. Sabe que uno de los mayores problemas, la congestión del tráfico, se alivia con vehículos de dos ruedas. Son rápidos, ágiles, consumen poco y se amortizan relativamente rápido teniendo en cuenta el servicio que prestan.
Si una medida como ésta no viene acompañada de un plan alternativo, es un enorme error. No hace falta que se vayan muy lejos, sólo deben dirigir sus miradas a Grenoble donde el sistema de Car Sharing está siendo un auténtico éxito. Llevarlo al ámbito de las dos ruedas, no sería demasiado complicado, pero hace falta voluntad para ello y no prohibir, que siempre suele ser la vía fácil.
Habrá que estar atento los próximos días para ver cómo es la acogida.

*Fuente: Revista Circula Seguro

Fwd: Cuando dejas de aprender, dejas de vivir, Newsletter 124 Catenaria Gestión del Conocimiento


---------- Mensaje reenviado ----------
De: Javier Martínez Aldanondo <gestiondelconocimiento@catenaria.cl>
Fecha: 1 de agosto de 2016, 20:18
Asunto: Cuando dejas de aprender, dejas de vivir, Newsletter 124 Catenaria Gestión del Conocimiento
Para: granboyaca@gmail.com


 
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Cuando dejas de aprender, dejas de vivir
Javier Martínez Aldanondo
Gerente de Gestión del Conocimiento de Catenaria
jmartinez@catenaria.cl y javier.martinez@knoco.com Twitter: @javitomar
 

 

¿Te has preguntado alguna vez hasta qué edad quieres vivir? OK, no nos pongamos tan dramáticos. Una pregunta menos comprometida. ¿Sabes qué te hace ilusión? Eso sí que lo debieses tener claro. Tal vez apoyar a tus hijos en su desarrollo, re encantar tu vida de pareja, progresar en tu profesión, disfrutar un hobby, volcarte en el servicio a otros, profundizar en tus creencias y cultivar tu lado espiritual… Sea cual sea el desafío que te hayas propuesto o tengas previsto plantearte, necesitarás aprender para alcanzarlo. Pero si no hay nada que te haga ilusión, si consideras que ya no merece la pena aprender nada más, entonces es que, independientemente de tu edad, estás muerto en vida.

¿Por qué es importante aprender? Empecemos por lo más obvio: No puedes hacer nada si antes no lo aprendes. Y no aprendes nada que no quieras aprender y que por tanto, te interese. Por eso es tan trascendental explicitar tus intereses de forma consciente. Aprender es un medio para lograr un fin. Cuando conozco mis objetivos (lo que me interesa), entonces aprender se convierte en una herramienta que me ayuda a acercarme o a conseguirlos. Y es entonces cuando estoy motivado para aprender. Por otra parte, hay casos en los que no aprender, conduce irremisiblemente a perder la vida. El martes 17 de febrero de 2009 (verano en el cono sur), Emma Velasco de dos años de edad, hija menor del Ministro de Hacienda y de una conocida presentadora de televisión, cayó en la piscina de una casa de veraneo y comenzó a ahogarse. Minutos después, su Nana, Juana Reyes, percatándose de la situación, saltó a la piscina para rescatarla y trató de reanimarla aplicándole primeros auxilios. Tras unos momentos de gran confusión, la pequeña fue trasladada a un hospital donde ingresó en estado grave por asfixia por inmersión. La noticia acaparó la atención de todos los medios de comunicación y conmocionó al país entero. Emma pasó varios días en la UCI debatiéndose entre la vida y la muerte mientras sus angustiados padres recibían innumerables muestras de apoyo. Al cabo de unos días de gran tensión, Emma se recuperó y salvó la vida. ¿Porque Juana pudo salvar la vida de la pequeña Emma? Obviamente, tenía un conocimiento crítico (sabía nadar) que había aprendido antes, pero tenía otro conocimiento igualmente crítico que jugó un papel crucial en este caso: Sabía primeros auxilios, lo que hizo posible que Emma no quedase con ninguna secuela neurológica. ¿Y por qué se moría Emma? Porque le faltaba ese conocimiento crítico, no sabía nadar. ¿Cuál es la mejor solución para evitar ese tipo de tragedia? ¿Colocar una valla alrededor de la piscina? ¿Asegurarse de que siempre haya un adulto presente? ¿Instalar una alarma que avise de la caída de cualquier objeto al agua? No, la mejor respuesta siempre tiene que ver con aprender. En este caso, si Emma hubiese sabido nadar, el problema nunca se hubiese presentado.

¿Existe la alternativa de no aprender? Por supuesto, a eso le llamamos administrar la rutina y durante siglos, educamos a las personas para especializarse en ello. Hoy no parece una decisión muy inteligente. En primer lugar, las personas se aburren con las tareas repetitivas. Antes, era posible encontrar empleados que hacían el mismo trabajo durante décadas. Hoy, la mayoría de los jóvenes no se resignan a ese destino, tienen altas expectativa para su vida y son menos tolerantes con el aburrimiento. Lo que quizá no han aprendido todavía es que ya no pueden esperar que alguien les ofrezca un empleo como ocurría en el pasado. Y si se lo ofrecen, tampoco pueden esperar que sea para 30 años. En segundo lugar, cuando escoges no aprender, eliges una vida de menor esfuerzo, carente de compromiso y, aparentemente, libre de problemas. Es una opción lícita, mucha gente h a escogido vivir así. Pero mientras tú hibernas, el resto del mundo continúa avanzando y lo que sabes, tarde o temprano caduca porque todo lo demás cambia: Cambia el gobierno, cambian las leyes, los mercados, la tecnología, la competencia, las necesidades de los clientes, el clima, el precio del petróleo… y no aprender te condena a la tumba. El tiempo es el máximo innovador. Si dejas de nadar, los demás te adelantan por la derecha y la izquierda y además, terminas por hundirte. Cuando no aprendes, no puedes cambiar y si no cambias, mueres. Las propias células de tu cuerpo cambian continuamente para que tú puedas crecer. Por tanto, aunque sea tan solo para mantener lo que haces, necesitas seguir aprendiendo. Finalmente, las maquinas son mucho más eficientes que nosotros en gestionar la rutina. No podemos competir con ellas en capacidad de almacenamiento, en velocidad o precisión. Para un empleador, contar con robots tiene múltiples ventajas: no comen ni duermen, no piden sueldo ni aumentos continuos, no aspiran a ser jefes ni se pelean con sus compañeros, no se ponen enfermos ni piden permisos de maternidad, tampoco vacaciones o pensión ni siquiera tienen sindicato... La discusión sobre el impacto de la inteligencia artificial en el mundo del trabajo es apasionante y la conclusión es que si no aprendemos cosas que las máquinas no pueden hacer, estaremos en serio peligro. Si dejas de aprender porque ya crees saberlo todo, porque careces de intereses o por que no te quedan energías, todo se vuelve rutina y te conviertes en un zombi.

Ahora bien, no podemos desconocer que aprender lleva consigo aparejadas algunas contraprestaciones complejas:

  • Exige esfuerzo: Los seres humanos estamos diseñados para economizar energía. La famosa "resistencia al cambio" no es más que la reacción natural del organismo en su intento de mantener el estado de comodidad que proporciona la rutina. Aprender requiere abandonar la "zona de confort" mientras reaprovechar lo que ya sabes (gestionar el conocimiento) es mucho más seguro.
  • Es un proceso personal (que no es lo mismo que individual) e intransferible: Aprendes tú y nadie puede hacerlo por ti igual que nadie puede comer o dormir por ti.
  • Requiere proactividad. Aprender depende de ti y no de agentes externos como de tus padres, tu profesor, tu jefe o tu empresa. La iniciativa, la responsabilidad y desde luego el beneficio de aprender son tuyos e indelegables.
  • Aprender exige recordar y también olvidar lo que no es útil. La mayoría de errores ocurren no porque no sepamos qué hacer sino porque olvidamos. ¿Podrías aprobar hoy un examen de matemáticas o física de último año del colegio? Sé que no serías capaz aunque todos pudimos, de otra forma no hubiésemos finalizado la educación media. Pero no solo nuestro cerebro olvida lo que sabía, también nuestro cuerpo lo hace. Acabo de volver al gimnasio por primera vez en un año y el hecho de que me duela hasta el pelo, demuestra que mis músculos olvidaron todo lo que sabían no hace tanto tiempo.
  • Sin embargo, aprender también entrega recompensas de incalculable valor:

  • Aprender es adictivo. Cada vez que aprendes algo que te interesa, se produce una emoción indescriptible, consecuencia del descubrimiento de lo nuevo (el efecto eureka). Dicha emoción te conduce irremediablemente a querer saber más. Al igual que ocurre con el entretenimiento, el acto de descubrir es apasionante y por eso las películas, las series o los libros tratan de involucrarte con tramas y escenarios basados en la sorpresa. Es en ese instante cuando aprender deja de suponer un esfuerzo al que no le veo sentido para convertirse en un proceso placentero que me ayuda a conseguir lo que estoy buscando.
  • Aprender te proyecta hacia el futuro, hacia lo que no sabes todavía. Mientras el conocimiento te relaciona con el pasado (lo que ya sabes), aprender te mueve hacia adelante, es el mecanismo para lograr aquello que te cautiva. Por eso, aprender es un proceso íntimamente guiado por tus intereses (y no los de terceros). Y por eso, no puedes aprender aquello que no te importa (tan solo disimulas haciendo que aprendes, justo lo que pasa en el colegio). Dado que aprender es la única forma de conectarse con lo que vendrá, para innovar hay que ser experto en aprendizaje. Lo más importante de la educación no es lo que te enseña sino que sea capaz de crearte el hábito de aprender, se asegure de enseñarte cómo aprender todo lo que necesitarás en la vida.
  • No hay nada más importante que aprender. Está científicamente comprobado que si no comes, te mueres y si no duermes, te mueres. Pero si no aprendes, también te mueres ya sea por una seta venenosa, saltarte un semáforo en rojo o caerte en una piscina.
  • ¿Y qué sucede con las organizaciones si no aprenden? La historia está llena de casos de empresas que dejaron de aprender y por tanto dejaron de vivir. Quien no recuerda lo que ha ocurrido con Blackberry o Nokia o con empresas que tuvieron miedo de aprender como Kodak, la primera en descubrir la fotografía digital. Es interesante observar a las instituciones más antiguas de la historia y comprobar que mientras el Ejército lleva tiempo realizando cambios profundos (resultado de su voluntad de aprender), la Iglesia Católica se sigue resistiendo a pesar de los esfuerzos del nuevo Papa, nombrado aparentemente para encabezar la transformación. La semana pasada, durante un taller de trabajo colaborativo para los altos potenciales de una multinacional estadounidense, surgió la queja típica: "Tenemos algunos expertos que saben mucho pero no quieren compartir lo que saben con nadie más". Si no quieres contribuir al aprendizaje de tus pares, pronto dejarás de ser importante para tu empresa. Cómo bien ilustró Ruben Blades "¿De qué sirve saber algo si usted no comparte lo que sabe?" Es igual que el que no quiere pasar la pelota a sus compañeros de equipo. Lo que termina ocurriendo es que tus compañeros tampoco querrán compartir su conocimiento contigo con lo que se estancará tu proceso de aprendizaje y quedarás excluido. La otra cara de la moneda la representan ejemplos como el de Google que reconoce que necesita aprender porque comete errores. O un comité; del PNUD que acaba de convocar una licitación solicitando el diseño de una estrategia que le asegure un método de aprendizaje permanente. Incluso los países aprenden como Guatemala que está adoptando buenas prácticas internacionales en turismo.

    Según Jack London "La vida no es cuestión de tener buenas cartas, sino de jugar bien una mala mano". Y para eso hay que aprender. El verdadero proceso de aprendizaje comienza siempre a partir de lo que te interesa, te ilusiona, te hace feliz. Y eso está íntimamente ligado a priorizar tus intereses y buscar tu propio camino. Aprender no tiene nada que ver con el tedioso ejercicio de estudiar, hacer cursos o sacar buenas notas sino con seguir tus intereses sin miedo, ser curioso, hacerte preguntas y dejarte llevar. Aprender es un ejercicio de libertad donde aprendo sobre lo que yo quiero, sin límites. Y desde luego, aprender puede y debe ser entretenido lo que no significa que todo juego sea sinónimo de aprendizaje.
    El aprendizaje es la principal característica del ser humano. Somos el ser vivo que más ha perfeccionado ese proceso. Durante largo tiempo, aprender para el hombre fue sinónimo de supervivencia. Tuvo que aprender a luchar con enemigos mucho más fuertes (hasta llegar incluso a domesticarlos) y crear conocimiento para lidiar con enfermedades y catástrofes naturales que lo diezmaron. La tecnología es la mejor muestra de la capacidad de aprendizaje del ser humano a lo largo de la historia. Si nosotros disfrutamos de una vida apacible es porque las generaciones anteriores aprendieron lo necesario para asegurarnos el bienestar. Una civilización más avanzada que las demás (lo mismo que una empresa líder), basa su predomino en su capacidad de aprender. No es cuestión de fuerza o de tamaño. Una de las principales cualidades de una persona no es ya su capacidad de aprender sino sus ganas. Lean al favorito al oro olímpico en Rio 2016 en la prueba de natación de 1.500 cuando dice "Me gusta trabajar y cansarme". Si una persona no quiere aprender, se convierte en una rémora. Cuando las empresas se refieren a la dificultad de acometer procesos de gestión del cambio, justamente reconocen que sus empleados están acostumbrados a hacer las cosas de una manera (la que siempre han hecho y les ha funcionado) y no sienten deseos de progresar. No quieren cambiar porque están cómodos, les falta apetito.

    Empiezas a morir cuando dejas de aprender porque todo proceso de mejora obliga a invertir tiempo y recursos. En realidad, no puedes no aprender nada porque de otra forma dejas de existir. Si quieres vivir, aprende. ¿Por qué estás dispuesto a luchar? ¿Por qué cosas merece la pena vivir? ¿Qué vas a aprender en los próximos 12 meses? "Vive cada día como si fuera el ultimo, aprende como si fueras a vivir para siempre" (Gandhi)

    PD: Me acabo de encontrar con un amigo que me comentaba que ha bajado 12 kilos en los 3 últimos meses. No le dio tiempo a contarme cómo lo hizo pero claramente, aprendió cosas que a mí me interesa aprender.


     
     
     

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    UN INTERESANTE PLAN DE REDISEÑO VIAL


    El plan de rediseño vial de Oslo para prohibir los automóviles en su centro en 2019

    Por Constanza Martínez Gaete en Aug 07, 2016 08:45 am
     


    En octubre de 2015 las autoridades de Oslo anunciaron que prohibirán la circulación de automóviles por el centro para el año 2019 como una manera de reducir los gases de efecto invernadero en un 50% en 2020. Para esto, la Agencia de Bicicletas de la ciudad acaba de publicar el informe “Estándar para facilitar la bicicleta en Oslo” en el que detalla cuáles son las propuestas de rediseño vial para que los habitantes elijan la bicicleta como un medio de transporte.

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    ‘Bancos para compartir’, el nuevo mobiliario urbano escogido por Madrid para sus espacios públicos

    Por Ana Rodríguez en Aug 06, 2016 04:00 pm
     


    Ya fueron anunciados los proyectos ganadores de ‘Bancos para compartir’, concurso organizado por el Ayuntamiento de Madrid a través de su Concejalía de Desarrollo Urbano Sostenible para dar un giro, repensar y actualizar el mobiliario urbano de la capital española. La iniciativa surgió tras un simple reflexión: en el espacio público, la disposición existente del mobiliario urbano y el diseño de los bancos públicos, no fomenta la vida en común.

    ALGO ESTÁ CAMBIANDO EN LA EDUCACION?




     
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    Algo está cambiando en la educación
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    Si solucionas el problema de la educación, solucionas la mitad de todos los problemas (Miguel Fluxá)

    Parafraseando el inicio de Conversaciones en la Catedral de Vargas Llosa "¿En qué momento se jodió mi educación?" El detonante estalló a mediados de 1990 en San Sebastián, capital europea de la cultura y donde disfruto de unos días de vacaciones. Acababa de finalizar mi primer master (con financiación pública) y me llamó la atención que después de todo el esfuerzo realizado por el sponsor, por la entidad que lo impartía (profesores de gran nivel, materiales impecables, visitas a múltiples empresas) y por los alumnos, nadie se tomó la molestia de evaluar si realmente habíamos aprendido. Se hizo una importante inversión en nosotros, teníamos un título pero no el conocimiento. En ese instante, me di cuenta que tampoco recordaba prácticamente nada de lo que había estudiado en el colegio ni en la universidad. No soy ningún genio pero tampoco tengo problemas cognitivos graves lo que me llevó a concluir que algo falla en el proceso educativo cuando un ciudadano común no recuerda nada de lo que supuestamente aprendió. La situación se repitió otra vez en el año 2000 cuando terminé mi segundo master en Barcelona. Lamentablemente, he comprobado que eso mismo les ocurre a casi todos los adultos con su trayectoria educativa. Es obvio que el método que usamos para enseñar es inadecuado. Fue en ese momento cuando me empecé a involucrar en el mundo del aprendizaje y la gestión del conocimiento.

    Durante el último mes, he realizado actividades con profesores de una universidad privada en Chile, de la institución a cargo de la educación pública en México y con profesionales vinculados al ámbito educativo en España. El diagnóstico es idéntico en todos los lugares: saben lo que no está funcionando y lo que NO quieren. Sin embargo, casi nadie parece tener la misma claridad respecto de lo que SI quieren y menos aún, de cómo realizar ese cambio. Como ya vimos el año pasado, están surgiendo algunos brotes verdes muy esperanzadores. A principios de junio, Xavier Aragay, director general de la Fundación Jesuitas Educació, me propuso visitar uno de los colegios en Barcelona donde están llevando a cabo, desde hace 2 años, una radical experiencia piloto de transformación de la educación, ampliamente difundida en los medios. Durante la ilustrativa visita, mientras estábamos en el aula de niños de 12 años, me senté en una mesa a conversar con ellos:

    YO: ¿Cuantos años lleváis en el colegio?
    NIÑOS: 8 o 9 años
    YO: ¿Y qué forma de aprender os gusta más, esta nueva o la de antes?
    NIÑOS (Al unísono, todos exclamaron sin asomo de duda): Esta nuevaaaaaaaaaaa
    YO: ¿No os gustaría volver a la de antes?
    NIÑOS: Noooooooooooo
    YO: ¿Pero por qué?
    NIÑOS: Porque esta es mucho más entretenida, todo el rato hacemos cosas, no hay que estar escuchando a un profesor y memorizando, las cosas no se nos olvidan…
    YO: ¿Y qué dicen vuestros amigos de otros colegios cuando les contáis cómo se trabaja aquí?
    NIÑOS: Flipan, no se lo creen, tienen envidia, quieren venir aquí

    Cuando quieres saber si la comida de un restaurant es buena, no le preguntas al cocinero (que siempre cree que lo que cocina es maravilloso), les preguntas a los comensales. Para saber si un proceso educativo funciona, no basta con preguntar al director o a los profesores, tienes que ir a ver un aula y hablar con los alumnos. Los niños que yo conocí días atrás, eran niños felices por aprender. Cualquiera que entienda de educación sabe que la motivación, no solo es la energía que mueve el aprendizaje sino también el elemento más difícil de administrar. El aprendizaje es un proceso natural mientras la educación es un proceso artificial que nos hemos inventado con muy poca fortuna. Les comparto una historia, relacionada con lo que vi en el colegio jesuita, que ocurrió hace ya 10 años…

    A finales del año 2006, un diputado (hoy senador) sensibilizado con los temas de educación y que conocía nuestras ideas "extremistas" sobre el aprendizaje, nos preguntó si estábamos dispuestos a ayudar a un colegio crítico situado en una zona deprimida de Santiago y que atravesaba serios problemas: Los niños vivían en un entorno rodeados de droga, violencia, abuso, maltrato y desde luego con nulo interés por la educación y, sobre todo, por su propia educación. Antes de acceder, nos aseguramos de que nos dejarían manos libres para trabajar. El objetivo era demostrar, no solo que estos niños tienen la misma capacidad de aprender que cualquier otro (no son "genéticamente" inferiores) sino que además, no han perdido esa capacidad y son perfectamente recuperables ya que el cerebro no deja de modificarse durante toda la vida. Les entregamos todo el protagonismo a los niños y para ello, nos inventamos un proyecto ficticio en el que iban a trabajar y desarrollar diversas tareas durante 4 semanas. Para cada tarea, debían entregar un "producto" que era revisado por sus tutores quienes les daban feedback y les pedían modificaciones o les permitían avanzar. En concreto, lo que hicimos fue acordar con un periódico real, La Nación, la creación de un Blog del colegio que estaría accesible desde la página del diario. Seleccionamos 30 alumnos de 6º, 7º y 8º del colegio y los invitamos a una cena en un restaurant (para muchos, era su primera visita a un restaurant). Durante la cena, les planteamos un Desafío: Valparaíso, que pocos años antes y con gran publicidad, había recibido de la UNESCO el galardón de Patrimonio cultural de la Humanidad, corría el riesgo de perderlo. Les comunicamos su Rol: Los dividimos en 5 grupos y los nombramos miembros del equipo de periodistas-investigadores de La Nación. Y les encomendamos una Misión: Para evitar la catástrofe de perder el título de Patrimonio Cultural, el director del Periódico (papel desempeñado por un miembro de nuestro equipo), les entregó enfáticamente la Misión de preparar una serie de reportajes a 5 oficios que se desarrollan en el Puerto de Valparaíso: Marino de Guerra, Inspector de Aduanas, Estibador, Mecánico de buque y Operador de grúas. Cada reportaje debían plasmarlo en el blog que colgaría de la página de La Nación, a la vista de todo el país. Sin embargo, lo crucial del proyecto eran las habilidades que queríamos que estos chicos desarrollasen y que, obviamente, eran transparentes para ellos: Trabajar en equipo, resolver conflictos, expresar y comunicar las opiniones, ideas, sentimientos y convicciones propias con claridad y eficacia, manejar la tecnología, desarrollar la autoestima, planificar y seleccionar información, etc. En definitiva, habilidades que les permitiesen enfrentar la complicada vida que les esperaba por delante. El plan de trabajo que preparamos para esas 4 semanas se centró en las  siguientes actividades:

    Actividad 1: Crear el blog de su equipo. Para ello, enviamos a un experto en blogs para ayudarles. Como era de esperar, la sala de informática estaba cerrada con 7 candados… Al día siguiente, no solo cada grupo tenía su blog sino que la mayoría de los niños habían creado el suyo personal.
    Actividad 2: Conocer en detalle cómo trabaja un periodista, cómo investiga y recopila información, cómo se prepara un cuestionario, cómo se realiza una entrevista. El producto resultante consistía en diseñar el guion de la entrevista que harían a su personaje. Enviamos a una periodista que realizó una sesión para enseñarles cómo desarrollar cada una de estas tareas. En paralelo, agendamos visitas al Diario La Nación y al canal de Televisión Chilevisión, para que pudieran conocer, in situ, el trabajo de un periodista/investigador. Se pueden imaginar las caras de los niños al pisar la redacción de un periódico y un estudio de televisión y cruzarse con personajes famosos.
    Actividad 3: Planificar una reunión con el oficio que les fue asignado en Valparaíso, llevarla a cabo y documentarla para lo que les facilitamos una cámara de fotos y de video. El día acordado, viajamos a Valparaíso (la mayoría era la primera vez que veían el mar) donde realizaron la entrevista, visitaron la sede del festival internacional de la canción de Viña del Mar y por si fuera poco, esa misma noche salieron en el noticiero central del principal canal de televisión que les hizo un reportaje, con lo que se hicieron famosos en todo el barrio.
    Actividad 4: Editar su reportaje en el blog, presentarlo y defenderlo ante el director del periódico y sus compañeros. A lo largo el proyecto, cada equipo mantuvo reuniones semanales de retroalimentación con sus tutores, que fueron el propio Diputado, su ayudante así como el Gerente  General y el Presidente de Catenaria.
    El evento de cierre del proyecto se llevó a cabo durante una cena ofrecida por el sub secretario del Interior en el palacio presidencial de La Moneda donde cada grupo expuso el resultado de su trabajo. Antes de dar inicio al acto, el director del colegio y los profesores nos confesaron que durante las 4 semanas del proyecto, el colegio estuvo absolutamente revolucionado por estos 30 excitados muchachos que andaban corriendo por todas partes buscando información, preguntando y  reuniéndose para trabajar. Tras la presentación de los 5 blogs, les pedimos a los niños que explicasen qué les había parecido la experiencia. El primer niño dijo textualmente "esta ha sido la mejor experiencia de mi vida". No del colegio sino de SU VIDA. ¿Han escuchado esto alguna vez de boca de un niño? El director del colegio no pudo contener las lágrimas. El segundo niño dijo: "ojala todos los niños de Chile pudieran aprender de esta manera". La conclusión es muy simple: dale a un niño algo que le interese y te demostrará que es capaz de esforzarse y aprender lo necesario para conseguirlo. Nunca falla.

    ¿Y en qué momento se jodió LA educación? Comenio, considerado el padre de la didáctica, defendía en el año 1630 la educación para todos, acerca de todo y que fuese fácil (nada fatigosa y amena). Fue a finales del S.XIX cuando se optó por lo contrario: educación para algunos, centrada en determinadas materias arbitrarias y todo menos entretenida. Hoy, la educación es gestionada por personas neófitas en ese campo. Los especialistas en aprendizaje apenas influyen en las grandes decisiones que se toman en materia educativa. No es casualidad que mientras los ministros de economía, salud o justicia de casi todos los países son economistas, médicos o abogados, el ministro de educación casi nunca es un pedagogo. Lo mismo pasa con los rectores de las universidades, pocas veces tienen conocimiento real sobre cómo ocurre el fenómeno del aprendizaje (que seas o hayas sido profesor no significa que entiendas cómo aprendemos). ¿Por qué es importante el ejemplo que están dando los Jesuitas? ¿Por qué hay que seguir de cerca lo que está haciendo Finlandia? Primero porque no se trata aventuras descabelladas de unos aficionados ignorantes sino de referentes mundialmente reconocidos en el ámbito educativo. Rara vez los líderes de una "industria" son los primeros en cambiar, poniendo en riesgo su posición de éxito. Y segundo, porque responde a un análisis serio y riguroso de la realidad. En ambos casos, han realizado un diagnóstico honesto que les ha llevado a una misma conclusión: El modelo actual "no está preparando a los niños para el futuro". Pero si bien, ese diagnóstico es sobradamente conocido y compartido, lo verdaderamente admirable son las decisiones que han tomado a partir de ahí:

    • La decisión más trascendental ha sido confirmar que su objetivo no es mejorar el sistema existente, sino transformarlo radicalmente. La mayoría de países siguen poniéndole parches al modelo educativo para tratar de mantenerlo, insisten en "mejorar la carreta con caballos en lugar de desarrollar el automóvil". Pierden el tiempo discutiendo asuntos secundarios como la gratuidad, el presupuesto, la prohibición de las tareas, los animadores de recreos, los rankings de notas y el examen de acceso a la universidad, la evaluación de los profesores, etc. Nada de eso importa sin acordar, primero, qué tipo de sociedad y qué ciudadano queremos y cuáles son sus competencias esenciales.
    • Han acabado con las asignaturas para pasar a enseñar por situaciones prácticas, por proyectos interdisciplinarios que pueden durar varias semanas. La vida no son materias. Los niños trabajan en equipos con roles que van cambiando. Cuando termina el proyecto, se arman nuevos equipos. Se acabó tener a los mismos compañeros durante toda la vida.
    • Si aprendemos haciendo (no basta con leer y escuchar), entonces la práctica es la base del modelo. Entregar contenidos para luego comprobar, mediante un examen teórico, que los alumnos los retienen, son habilidades de orden menor que no requieren de mucho esfuerzo ni del profesor ni del alumno: Sabemos que para aprender no hay nada más efectivo que practicar. Dado que no existen todavía fármacos capaces de crear conexiones neuronales, si quieres aprender algo, tienes que hacerlo tú y crear tus propias conexiones. Los proyectos plantean retos que obligan a los niños a desarrollar habilidades de orden superior: razonar, investigar, formular hipótesis, contrastarlas, planificar, diseñar y construir, exponer, argumentar… Si nuestro cerebro cambia con la experiencia, entonces la función del colegio y la universidad es proveerte el máximo posible de ellas, lo que hasta ahora no hace.
    • El profesor que trabaja individualmente con su clase como proveedor de contenidos, pasó a la historia. Ahora los docentes operan en grupos de 3 donde ejercen como guías y coach, fomentando la investigación, impulsando la curiosidad, instigando las preguntas, privilegiando el feedback e inspirando a sus estudiantes. Lógicamente, existen programas de aprendizaje de más de 400 horas para ayudarles en esa transición.
    • La infraestructura se reinventa. La arquitectura influye decisivamente en el aprendizaje. Las aulas de los colegios y universidades que tenemos no sirven en el nuevo paradigma. Niños sentados en fila mirando hacia adelante, aulas masificadas, oscuras y cerradas, pupitres y mesas fijos, colores deprimentes… Aunque se ha empezado por adaptar los edificios existentes, pronto se inventarán diseños para espacios de verdadero aprendizaje. Superaremos las aulas como lugar donde aprender y exploraremos modelos donde una parte del aprendizaje pueda ocurrir en casa de forma individual, otra parte trabajando en pequeños grupos en bibliotecas,  otros espacios culturales o incluso empresas y una tercera parte en el colegio para puestas en común en grupos grandes. De la misma forma, cambia el concepto de tiempo: ya no hay que funcionar con horarios rígidos, siempre el mismo calendario cada semana,  clases de 50 minutos, recreos fijos de media hora. Los propios alumnos establecen el tiempo que dedican a las tareas. Pronto, cuestionaremos por qué la educación básica dura 12 años o las carreras universitarias duran 5 años (y como no son suficientes, requieren un master de 2 años), por qué separamos a los niños por edades, etc.

    Estos cambios tienen repercusiones que van mucho más allá de la educación. Es el modelo de sociedad el que está en discusión y por tanto, no es un asunto entre alumnos y profesores sino que nos involucra a todos. No hay nada más decisivo en la vida que la educación. Tu vida depende de tu conocimiento. El aprendizaje es el proceso más importante para el tránsito hacia una economía basada en el  conocimiento y la innovación. Uno de los profesores del colegio jesuita me contaba que, un padre, llorando de alegría, les había agradecido lo que estaban haciendo mientras les confesaba "me habéis cambiado a mi hijo". Si somos valientes, es posible cambiar un país en una sola generación.


     
     
     

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    No pienso luego no existo




     
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    No pienso luego no existo
    Javier Martínez Aldanondo
    Gerente de Gestión del Conocimiento de Catenaria
    jmartinez@catenaria.cl y javier.martinez@knoco.com Twitter: @javitomar
     

     

    "En una escala del 1 al 10, el conocimiento que tenemos del cerebro es un 3. Me daría por contento si consiguiésemos entender qué es un pensamiento" Rafael Yuste, neurobiólogo e ideólogo del proyecto BRAIN.

    Durante las pasadas navidades, recibí un mail titulado: "¿Qué separa a los millonarios del resto de nosotros?" Al abrirlo, aparecieron más preguntas. "¿Cuál es la principal razón de su riqueza, nacieron ricos? Algunos. ¿Tuvieron suerte? Unos pocos. ¿Estudiaron más que el resto en el colegio? La verdad que no. ¿Entonces cuál es la diferencia entre ellos y tú? Su cerebro, la forma en que piensan…". Ya que ser millonario nunca ha sido mi objetivo, lo que me interesó fue la última palabra. ¿Existirá una forma de pensar exclusiva de los millonarios? Y si es así ¿En qué consiste? ¿Dónde y cómo la aprenden? Enseguida, derivé hacia preguntas más básicas ¿Qué es pensar y cómo pensamos? Como cada vez que no sé acerca de algo, pregunté a varios amigos, repartidos en varios países, quienes me compartieron sus sesudas definiciones. La conclusión es drástica: Somos capaces de explicar qué es pensar pero no sabemos cómo pensamos. Claro, tenemos opiniones sobre decenas de cosas. Ocasionalmente, dedicamos tiempo a reflexionar respecto de nuestras experiencias (Simeone, entrenador del Atlético de Madrid ha causado conmoción al pedir tiempo para pensar después de perder por segunda vez la final de la Champions). Pero según los científicos, todavía no sabemos cómo ocurre el mágico proceso de pensar.

    Ya en abril abordamos la importancia del conocimiento, generado a partir de la práctica repetida, para tomar decisiones de forma automática. Jamás debemos olvidar que las peores atrocidades de la humanidad se cometieron al actuar sin pensar. Este mes toca reivindicar la otra cara de la moneda: el poder de la reflexión. Cuando era pequeño, compartía habitación con mis 2 hermanos. El menor, Iñaki (hoy psicólogo clínico especialista en drogodependencia), tenía la costumbre de tumbarse en la cama y quedarse un buen tiempo mirando el techo. Recuerdo que mi madre le preguntaba, "Iñaki, ¿qué haces?" Y su respuesta siempre era la misma: "Estoy pensando". El ejercicio de pensar es silencioso, no tiene una manifestación física visible lo que le perjudica comparado con otras actividades más rutilantes. Pensar, aparentemente, no hace sudar. Eso nos lleva a creer que pensar, al igual que respirar, es algo instintivo y no hace falta aprenderlo. Hemos llegado, incluso, al punto de considerarlo una pérdida de tiempo. "No les pago por pensar" es una vejatoria frase que he escuchado a algunos ejecutivos para referirse a sus colaboradores. Hay 2 grandes razones por las que evitamos pensar: La primera, porque pensar requiere un esfuerzo tremendo. Nuestro cerebro (que supone el 2% de la masa corporal pero consume más del 20% de la energía) prioriza siempre el ahorro de recursos. Todos los meses, antes de escribir esta simple columna y aunque no lo parezca, dedico bastante tiempo a determinar el tema, el enfoque, el desarrollo y la forma de hacer llegar el mensaje. Aunque disfruto del proceso, me doy cuenta de que, en ocasiones, busco excusas para posponerlo porque me requiere un trabajo enorme. La segunda razón es porque, maquiavélicamente, es mucho más fácil manipular a las personas cuando no piensan…

    He escrito varias veces acerca de la reflexión como el primer hábito para gestionar el conocimiento. Existe consenso, al menos en el discurso, respecto de que aprender a pensar es la habilidad más importante para el ser humano ya que constituye el fundamento sobre el que construir el resto de capacidades. Vamos a abordar el acto de pensar desde 2 dimensiones: organizacional y educativa.

    LA DIMENSIÓN ORGANIZACIONAL: "Si tengo 8 horas para cortar un árbol dedicaré 6 a afilar el hacha" (Abraham Lincoln). El responsable de RRHH de una multinacional me confesaba recientemente "¿Cuándo piensan los directivos? No tienen tiempo, siempre están ejecutando". En una situación económica tan estresante como la que padecemos desde hace casi 1 década, las organizaciones viven sometidas a la tiranía de los resultados. Ante la urgencia de cumplir con los objetivos fijados por sus accionistas, las expectativas de los mercados y los ciudadanos y la obligación de derrotar a sus competidores, las empresas están obsesionadas por la ejecución al punto que han arrinconado el proceso de pensar. 2016 es el año de la productividad en Chile y es imposible negar la importancia de optimizar el rendimiento y la eficiencia. Pero no olvidemos que los países más desarrollados del mundo son países intensivos en el uso y producción de conocimiento, naciones que dedican mucho tiempo a pensar y con las jornadas laborales más cortas. La principal responsabilidad de un líder es pensar, de lo contrario, se convierte en un actor muy peligroso.  Distingamos 2 tipos de pensamiento: sobre el pasado y sobre el futuro.

    1. Pensar sobre el Pasado: Tras un partido de playoffs de la NBA que finalizó con un marcador muy abultado, un presentador de TV preguntó a uno de los analistas si el entrenador del equipo derrotado y su equipo de ayudantes revisarían las imágenes del partido u optarían por pasar página para preparar el siguiente duelo. Sorprendido, el analista (un famoso ex jugador) confirmó que lo primero que haría, esa misma noche, el cuerpo técnico es revisar el video del partido y tomar notas para, en la mañana siguiente, examinar con los jugadores todos los detalles. Pero además, especificó en qué consistiría dicho ejercicio: "El entrenador recordará cuál era el plan (esto es lo que dijimos que haríamos antes del partido), expondrá qué fue lo que realmente pasó y se discutirá por qué no cumplieron con el plan y qué necesitarán hacer para el próximo partido".  Moraleja: si no pensamos es imposible mejorar. ¿Qué hace falta para pensar? Algo de tiempo, un objetivo claro, voluntad, concentración y un poco de método. Mentimos si afirmamos que para pensar se necesitan recursos o herramientas complejas. Lo primordial es considerar que pensar es la forma más inteligente de trabajar. Pero lo más extraordinario es que, una vez que piensas sobre algo, lo haces consciente, lo que te permite hacerte cargo y tomar decisiones al respecto. Javier Marías inicia su libro Corazón tan blanco narrando la situación donde una persona escucha una conversación que preferiría no haber escuchado pero que ya no puede borrar de su memoria. La mejor estrategia para ser consciente es siempre hacerte preguntas. Casemiro, el titular menos conocido del Real Madrid, confesó en una entrevista que ve sus partidos grabados y siempre pregunta al entrenador cómo ha estado, en qué ha fallado, en qué ha estado bien y qué más podría haber hecho. Cada vez que pierdes la oportunidad de reflexionar, te arriesgas a repetir los mismos errores. Para reflexionar críticamente sobre lo sucedido, tenemos que asegurarnos de revisar qué objetivos teníamos y comprobar si los alcanzamos. En caso de que así fuera, hay que indagar acerca de por qué y cómo repetirlo en el futuro y en caso de no haberlo logrado, cuestionarse por qué no y qué deberíamos cambiar. Es curioso que, muchos de los mejores ejemplos de reflexión consciente provengan de un ámbito como el deporte, directamente asociado a la acción.

    Pensar sobre el Futuro: La semana pasada realizamos un taller Lego con una serie de especialistas en las áreas de supply chain y logística. Les pedimos construir los principales desafíos que enfrentarán sus áreas en los próximos años. El ejercicio, inicialmente, les resultó una tortura porque si pensar sobre el pasado es poco común, reflexionar sobre el futuro es aún menos frecuente. Cada vez que hacemos un diagnóstico sobre el estado de la gestión del conocimiento en una empresa, preguntamos qué instancias para reflexionar existen en la organización. Las respuestas son desoladoras. Es muy difícil crear el futuro que deseas si antes no lo sueñas. Todos queremos generar ideas, imaginar posibilidades, innovar, buscar soluciones a problemas, etc. ¿Pero cómo se hace? ¿Cómo se me ocurren las ideas? Existen metodologías para desarrollar la creatividad, el pensamiento crítico, divergente o lateral pero se trata de procesos muy incipientes. El único ejercicio que se realiza con una cierta regularidad es la planificación estratégica. Día tras día comprobamos que las organizaciones evitan pensar y concentran toda su energía en la ejecución.

    LA DIMENSIÓN EDUCATIVA: Si pensar es importante, entonces lo que se espera del proceso educativo es que te enseñe a pensar. Claramente, no está cumpliendo el objetivo. Por una parte, es lógico que fracase en el intento. Si no sabemos cómo pensamos, difícilmente podemos enseñarlo. Sin embargo, cada vez estoy más convencido de que la intención del sistema educativo es justamente que no aprendas a pensar… Andrés Bello, uno de los humanistas más reputados de Latinoamérica escribió esta frase, nada inocente, en 1836: "El círculo de conocimientos que se adquiere en estas escuelas erigidas para las clases menesterosas, no debe tener más extensión que la que exigen las necesidades de ellas: lo demás no sólo sería inútil, sino hasta perjudicial, porque, además de no proporcionarse ideas que fuesen de un provecho conocido en el curso de la vida, se alejaría a la juventud demasiado de los trabajos productivos". Desde entonces, el mundo continúa dividido entre una elite minoritaria que piensa y manda, y una mayoría que ejecuta. El curriculum actual apenas ha sufrido modificaciones importantes. Se enseña lo que no hace falta (que además se olvida) y no enseñamos las habilidades esenciales. Tanto el colegio como la universidad basan su modelo en memorizar contenidos y repetirlos en un examen. Muchos alumnos que aprueban no conocen qué diferencia hay entre saber y no saber, creen que aprenden cuando son capaces de repetir algo de memoria aunque no lo entiendan. A lo único que aprenden es a tomar apuntes, estudiar y a memorizar y terminan convencidos de que eso es lo que se espera de ellos. Yo saqué buenas notas en el colegio y la universidad aunque nunca comprendí muchas de las cosas que tuve que estudiar. La educación no promueve el pensamiento propio, no fomenta la libertad ni alienta la experimentación sino que te obliga a repetir las ideas de otros sin opción de disentir. Cuando alguien hace una pregunta, significa que está pensando. ¿Por qué? es posiblemente la pregunta más poderosa. Sin embargo, la educación consiste en enseñarte a responder preguntas que tú no te haces y por tanto, que no te importan. La falacia de que las matemáticas enseñan a razonar no tiene ningún sustento. La asignatura de filosofía, siendo apasionante, es en realidad una revisión de la vida de los grandes filósofos. ¿Qué mérito tiene repetir lo que te dicen? Ni siquiera es "tuyo", muchas veces no lo entiendes, no te importa, se te olvida, está en internet… ¿Dónde quedan tus intereses, tus propias opiniones, tus sueños? La educación sigue siendo un proceso de adoctrinamiento que busca volverte dócil. Un niño que saca buenas notas demuestra que sabe obedecer y memorizar (o copiar) lo que le ordenaron y se encamina hacia un adulto sumiso. Demuestra disciplina pero no es más inteligente que un niño con malas calificaciones. La inteligencia consiste en saber pensar. Que hayas estudiado no significa que sepas pensar. Que apruebes no quiere decir que sepas. Pensar exige mucho más esfuerzo que memorizar. Mantener un sistema educativo diseñado en el siglo XIX para una sociedad que debe afrontar desafíos sofisticados es aberrante. No podemos seguir enseñando lo mismo y de la misma manera. Los analistas internacionales están alertando que nuestros hijos van a competir con máquinas. No necesitamos introducirles más información en el cerebro sino asegurarnos de que aprenden a pensar y tomar las decisiones adecuadas. Las máquinas son buenas para hacer lo que se les manda mientras nosotros somos buenos para hacer lo que nos gusta. Los jóvenes deben finalizar el proceso educativo con capacidad de enjuiciar en lugar de toneladas de asignaturas…
    Aunque soy bien pensado por naturaleza, me temo que este despropósito no es casualidad. Para que quienes detentan el poder conserven sus privilegios y se aseguren una vida sin sobresaltos, se necesita una mayoría que no cuestiona el status quo sino que se conforma con mantener su lugar en la sociedad. Nunca ha existido interés en que la educación desarrolle en los jóvenes la capacidad de criticar y cuestionar la realidad para transformarla. Sería demasiado arriesgado. Los regímenes totalitarios y las religiones siempre persiguieron con ahínco a quienes pensaban y se comportaban contradiciendo sus dogmas. Los regímenes democráticos son bastante más sutiles. El recientemente fallecido Muhammad Ali, a pesar de su precario nivel educativo, fue capaz de desafiar al establishment de la época blandiendo su propio pensamiento genuino en temas tan comprometidos como la integración racial o la insumisión a la guerra de Vietnam.

    CONCLUSIONES: "No evites pensar por estar muy ocupado" (anónimo). La cruda realidad es que pensamos poco y, en general, pensamos mal. Necesitamos instancias formales y sagradas para pensar, igual que las tenemos para comer o dormir. Conozco un directivo que, armado con lápiz y cuaderno, dedica cada viernes de 8h a 11h a reflexionar. Nos hace falta también entender mejor cómo ocurre el proceso de pensar. Si los beneficios de la reflexión son tan evidentes y lo que se requiere está al alcance de la mano, ¿por qué no pensamos regularmente? La explicación es biológica. Pensar es agotador, exige un gran esfuerzo sin garantía de éxito. Nuestro cerebro fue diseñado originalmente para ayudarnos a sobrevivir y para reaccionar de forma automática ante los estímulos (huir o luchar) en una época en que tomarse tiempo para pensar podía significar la muerte. Por eso, dado que a nuestro cerebro no le agrada gastar energía sino la búsqueda de placer, no es de extrañar que siempre que puede, evite desperdiciarla pensando. En cierto modo, nos sentimos cómodos siguiendo instrucciones. Si no me hago preguntas, no me tengo que hacer cargo de las respuestas…
    Las organizaciones no aprenden porque están demasiado ensimismadas en actuar rápido para tener éxito, perdiendo la inmejorable oportunidad de reflexionar sobre sus acciones y aprender de su experiencia. Pensar es una de las operaciones básicas que nos hace humanos. Todos llevamos una máquina para pensar, de similar potencia, encima de los hombros. Todo depende del uso que hagamos de ella. Descartes escribió hace 400 años "pienso luego existo". En las sociedades crecientemente desiguales que estamos construyendo, cada vez más personas dejan de existir porque no saben o no pueden pensar. La única manera de que una persona pobre o ignorante no tenga hijos pobres o ignorantes consiste en que aprendan a pensar para tomar sus propias decisiones. Pero claro, no puedes aprender sin pensar.

    El 15 de junio estaremos en Tecate, Baja California (México) en el 35 aniversario de Cobach impartiendo la conferencia "Gestion del conocimiento para un bachillerato de calidad".
    A partir del 20 de junio, en Barcelona, impartiremos un curso de gestión del conocimiento para responsables y  gestores de formación de los distintos organismos de la Generalitat de Catalunya.
    Y el 5 de julio, también en Barcelona, acompañaremos a Jesus Martinez, Responsable de Formación Directiva y Nuevos Programas en el CEJFE del Departamento de Justicia, en el lanzamiento de su libro Nuevos modelos de formación para empleados públicos. Guía para la transformación.


     
     
     

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