BOYACÁ, UN DEPARTAMENTO PROMISORIO





HUGO SUÁREZ FONSECA
Ingeniero de Transportes y Vías , egresado de la UPTC
hsuarez45@hotmail.com

Quien escribe, es un boyacense que hace cuarenta y un años, por razones de trabajo, vive en Barranquilla ciudad a la que mi familia y yo le estamos agradecidos por su hospitalidad y porque  su gente, desde un principio, nos  permitió desarrollar nuestra actividad profesional sin ningún tipo de recelo o rechazo. Quien está dedicado a su trabajo honestamente, es respetado y acogido  por  personas humildes y por poderosos ejecutivos de esta ciudad, sin excepción. Barranquilla es una ciudad cosmopolita compuesta por sus habitantes naturales, por gente oriunda de muchos países especialmente europeos y, también, por personas de diferentes regiones de Colombia.

A los diez años de vivir en esta ciudad, con mi señora y mis dos hijos pequeños, planeamos  unas vacaciones por Boyacá y viajamos por tierra. Cuando subimos a Arcabuco el panorama y el clima cambiaron sustancialmente, el verde de los campos y el frio me identificaron con mis ancestros  y descubrí que mi departamento era verdaderamente bello. Después de diez años de dejar de verlo, tuve que reconocer lo hermosa que es mi tierra. 
La base de estas vacaciones fue Paipa, pero dimos un rápido recorrido por Tunja,  ciudad, entonces, sin cambios sustanciales, pasamos por la Universidad UPTC, aparentemente, tampoco tenia cambio alguno. Los recuerdos fluían a velocidad sin puntos y comas, y mientras tomábamos el rumbo hacia Paipa con mi señora,  que también estudió en esta Universidad, no parábamos de hablar de nuestros recuerdos.

Paipa definitivamente es el paraíso, con sus aguas termales, sus hoteles, su Centro de Convenciones, sus eucaliptos y sus pinos, el Pantano de Vargas, las almojábanas, el queso y el sabajón, los duraznos ciruelas y manzanas, pero principalmente la gente  sencilla y amable. Hoy, mis hijos, ya mayores, recuerdan gratamente esas vacaciones.

Siempre estamos pendientes de la prensa hablada y escrita sobre noticias de mi querida tierra, estas son pocas a nivel nacional, y siempre cuando aparece algo es para reseñar buenas noticias. Para un país en guerra como el nuestro, afirmar que la capital
de departamento más segura de Colombia es Tunja por encima de San Andrés es algo destacable. Hace cuatro meses la revista Semana sacó una separata sobre Boyacá. Ampliando el aspecto de seguridad a todo el departamento  dice la revista por ejemplo, que en Toca hace 26 años no ocurre un homicidio y que en 85 municipios durante el año 2014 no han ocurrido homicidios. Si bien es cierto que hay lugares  bien identificados como violentos como el norte donde hay focos de guerrilla,  parte del occidente en los municipios esmeralderos en donde se afecta la seguridad por la supremacía de poder entre quienes manejan este negocio, y en el área cercana al rio Magdalena; Boyacá es un departamento muy seguro. La razón básica es que en la mayor parte del área del departamento no hay latifundios. Los campesinos aman su tierra, son propietarios y no aceptan que nadie le ponga condiciones para disponer de sus  pequeñas o medianas parcelas. El país está muy cerca de lograr la tan anhelada paz con el proceso que se adelanta en La Habana, y desde ya se discute como serán los planes para el post conflicto en el que ya se afirma será tortuoso y más difícil que la misma guerra. Para Boyacá, si bien tendrá que afrontar esta situación, tal vez es el departamento con menos dificultades y costos para resolver los fenómenos de desplazamiento y reparación para las víctimas. Considero que esta circunstancia  es para Boyacá una oportunidad para crecer aceleradamente y centrar sus esfuerzos en proyectos productivos que mejoren las condiciones de vida de sus habitantes.

Tuve la oportunidad de regresar a Tunja a finales del mes de noviembre de este año con motivo de la celebración de los cincuenta años de habernos graduado como bachilleres en el Colegio Salesiano Maldonado. Fueron dos días emocionantes, el encuentro con buena parte de los compañeros con quienes no nos veíamos hace muchos años. Nos costó trabajo identificarnos por el cambio de rasgos, aumento de arrugas, poco pelo y abultada barriga en algunos pero con el entusiamo  y ánimo intactos para contar anécdotas, recuerdos personales, de nuestra ciudad y nuestro querido colegio.

Desarrollamos, en un acto académico en compañía de  los alumnos de la promoción 2014, el tema de la ciudad en nuestra época (década del sesenta ) y la actual. Resumo los aspectos mas relevantes:

Tunja era una ciudad de setenta mil habitantes y veintiocho mil estudiantes con una  Universidad que quedaba hacia las afueras de la ciudad, solo había cuatro buses urbanos cubriendo la ruta Plaza de Bolívar- Universidad y podemos decir que asistíamos al colegio a pie en dos jornadas diarias. Los viernes que era el día del mercado grande, la afamada banda departamental a las doce del día al lado de la estatua de Libertador en la plaza de Bolívar , daba su concierto que era escuchado por las principales autoridades encabezadas por el gobernador, el alcalde y en absoluto silencio los ricos y los pobres, los campesinos y los estudiantes escuchábamos tres piezas clásicas y se remataba el concierto con un bambuco o guabina  o cualquier aire colombiana. ¡ Que bella época.!
Alberto Mateus joven amante de la cultura , con gran esfuerzo, organizaba la Semana de la Cultura con algunos conciertos, música de cámara, algunas corales  que nos visitaban principalmente de Bogotá.
En deportes, el ciclismo siempre ha marcado la pauta. Recuerdo al primer boyacense que ganó la vuelta a Colombia. Roberto “pajarito” Buitrago y posteriormente grandes estrellas como Rafael Antonio Niño “el niño de Cucaita y otros.
Si había algún  partido de futbol de orden interdepartamental la única cancha era la de la Universidad y si era de basquetbol el partido se realizaba en la cancha de la Policía.  Uno de nuestros compañeros cuyo padre era fotógrafo aficionado nos permitió recordar como era la ciudad del antes y después y sin ser expertos  coincidimos  en que nuestra ciudad tiene una historia excepcional que bien vale la pena reconocerla porque escrita está;  nos falta preparar las nuevas generaciones para que la cuenten ,pero BIEN CONTADA. Las historias bien contadas tienen  gran valor y un atractivo sin precedentes. Para citar un ejemplo, Cuzco en el Perú, recibe cinco millones de turistas al año que visitan esta Ciudad y Machu Pichu, .Tienen unos guías con título profesional que aprenden en varios idiomas para contar bien la historia de la cultura del Imperio Inca y ese es el mayor atractivo y ahí están los resultados.

Hoy, Tunja es una ciudad de ciento ochenta mil habitantes, con ochenta mil estudiantes y siete universidades que le siguen dando su condición de centro de estudios regional con muy buenos resultados académicos.
Es sorprendente que la ciudad de nuestra juventud hoy se llama – El Centro Histórico- Por sus vías angostas  la movilidad vehicular se dificulta y por eso las autoridades han tenido que establecer el pico y placa. La UPTC está rodeada de nuevos barrios y el casco urbano se alarga acercándose rápidamente a Cómbita y Oicatá.

Era impensable en nuestra época que Tunja hoy tenga un estadio para veinticinco mil espectadores y dos equipos profesionales, uno con título a nivel nacional que le permitió jugar una Copa Libertadores y otro equipo bien ubicado en la tabla este año. Así mismo dos  coliseos cubiertos con dos equipos profesionales de basquetbol. Y que decir de nuestros ciclistas. Nairo Quintana es un ciclista superdotado física y mentalmente. Su preparación desde niño a tres mil metros sobre el nivel del mar le ha dado una potencia superior a la de los más afamados ciclistas. Sus triunfos como el Giro de Italia no lo han obnubilado y por el contrario su humildad y facilidad para opinar certeramente sobre su trabajo y su fama hacen de él un personaje excepcional. Lo acompañan en este grupo de excelentes ciclistas Winner Anacona y Miguel Angel López este último ganador del tour de L¨Avenir en 2014.
Boyacá ocupó el tercer puesto en los últimos Juegos Nacionales, con menos presupuesto y menor número de participantes en comparación con Bogotá, Cundinamarca, Antioquia, Valle, Santander  y otros departamentos. En deportes como el taekwondo y canotaje arrasaron con la mayoría de las medallas de oro. El taekwondo es exitoso porque en Sogamoso se practica este deporte en un centro de alto rendimiento exclusivo para esta actividad.
Paipa es visitada por atletas de talla internacional buscando alturas entre los 2600 a 2800 metros sobre el nivel del mar con el fin de mejorar su capacidad respiratoria. Por esta razón el gobierno ha determinado que en Paipa se construya un centro de alto rendimiento para atender la demanda de deportistas que requieren un servicio integral. Para tal efecto están destinados 4000 millones de pesos para construir esta obra que será entregada en el año 2017.
La semana cultural que se desarrolla  en Tunja permite a los boyacenses disfrutar de conciertos, teatro, pintura y diferentes manifestaciones del arte, que según entiendo, la sigue coordinando Alberto Mateus. Hoy participan  en este evento más de cincuenta países.
Finalizado el encuentro,  teníamos previsto con mi señora, pasar tres días en Paipa, un verdadero paraíso. Los boyacenses  acostumbrados a ver esta región permanentemente de pronto no valoran la dimensión de   la belleza y la tranquilidad que nos dispensa esta pequeña ciudad y su entorno. Creemos que el potencial turístico de Paipa que creció en la década de los ochenta en el siglo pasado, cuando se construyó el Centro de Convenciones se quedó estancado. Nos preguntamos por ejemplo, qué nuevo hotel de línea internacional se ha construido  en los últimos veinticinco años que pueda vender  planes de turismo a todo nivel? Sería interesante revisar las razones por las cuales al turismo en Paipa y en general en todo el departamento no se le ha dado la importancia que se merece.
Nos propusimos ir al Lago de Tota, pues era imperdonable que este gigante cuerpo de agua enclavado en la cordillera a tres mil metros sobre el nivel del mar , no fuera conocido por nosotros.  A cuarenta y dos kilómetros de Sogamoso por la carretera al Llano en bastante buen estado, aparece este bello lago, al que según dicen los expertos no se le ha dado un trato adecuado y su nivel  de agua ha descendido dramáticamente. Afortunadamente organismos internacionales están apoyando al departamento para mejorar el uso del agua. Pasamos por Aquitania y nos llamó la atención que los domingos, sin tener una fiesta especial todo el pueblo se congrega en la plaza, todos no caben en la iglesia- para escuchar el sermón de un elocuente sacerdote. El plato típico, por supuesto es la trucha arco iris, preparada en diferentes recetas . El regreso lo hicimos por Cuítiva cuya carretera esta destapada. En este municipio vimos a unos niños con uniforme al parecer miembros de una banda de música. A partir de ahí la carretera esta pavimentada pero en algunos puntos la banca esta desprendida. Llegamos a Iza y también había gran movimiento. Una banda  conformada por niños no mayores de doce años, tocaba ritmos caribeños y a un costado de la plaza  las señoras del pueblo vendían deliciosos postres. Preguntamos qué fiesta celebraban y la respuesta es: “ninguna, todos los domingos hacemos lo mismo”. Seguimos hacia Sogamoso una ciudad de gran movimiento a pesar de ser domingo, sus almacenes abiertos, los parques llenos de niños acompañados de sus padres. Pasamos a Nobsa, en la plaza había un templete y en él unas niñas y jóvenes bien vestidos de negro conformaban unas coral y su canto era escuchado con respetuosa atención. La misma pregunta. El templete siempre se arma los domingos y por él pasan muchas actividades lúdicas. Después de conocer y ver todo esto hay una respuesta obvia EL AMOR A LA TIERRA, LA EDUCACION, EL DEPORTE Y LA CULTURA HACEN DE BOYACA UN DEPARTAMENTO DE PAZ.
Al terminar la visita a esta parte de nuestro departamento  hacemos eco  a tres proyectos que le darán gran impulso a Boyacá que lidera el ingeniero Hugo Arias Castellanos,  nuestro primer ingeniero egresado de la UPTC , Alcalde de Tunja, Rector de la UPTC y muchos otros cargos a nivel Nacional y Departamental

EL METRO DE SUPERFICIE  TUNJA- SOGAMOSO
Este proyecto que pareciera utópico no lo es porque en Medellín hace aproximadamente treinta años, sus tercos y visionarios dirigentes previeron la movilidad vehicular a futuro de la ciudad y con gran esfuerzo lograron convencer al gobierno  para  que la nación le apostara  a esta maravillosa obra. La otra cara de la moneda es Bogotá que para la época triplicaba en habitantes a Medellín, los dirigentes de la capital del país no pudieron asumir el reto y hasta ahora, reconociendo los errores por fin  dan viabilidad a la construcción del metro.
Los dirigentes del departamento de Boyacá deben aprender  de los ejemplo atrás citados. El crecimiento acelerado de cuatro ciudades- Tunja-Paipa-Duitama y Sogamoso unidas hoy por una doble calzada de menos de setenta kilómetros a futuro será insuficiente para soportar la movilidad vehicular que se generará por el desarrollo de las mismas. Tunja creciendo al norte  Sogamoso y Duitama prácticamente unidas creciendo hacia el sur, Paipa creciendo para ambos lados, llegará el momento en que la hoy doble calzada- dos carriles por calzada- se convertirá en la hoy Avenida Caracas-Autopista Norte de Bogotá cuyo recorrido  Soacha- La Caro-puede durar (por la congestión vehicular) tres horas siendo optimista. Hoy en Tunja desde la unión de la avenida circunvalar con la entrada  a la ciudad en la parte norte ya presenta reiterada congestión y no es extraño que el pico y placa utilizado para el Centro Histórico se extienda al resto de la ciudad. No tuvimos oportunidad de verificar en Duitama y Sogamoso pero a nuestro paso por estas ciudades la velocidad es baja.
La solución que se propone es utilizar  en su mayor parte el área del actual ferrocarril para construir un  metro  cuya longitud será de aproximadamente setenta kilómetros,  trocha ancha en dos vías  para lograr una velocidad promedio de sesenta  k/h. El impacto ambiental será fácil de  aprobar primero porque se utilizarán en buena parte los terrenos de la actual vía  férrea y segundo porque la operación del metro será amigable con el medio ambiente por el uso de energía eléctrica en su movilización.
Las estaciones las construirán la empresa privada, conozco  el metro de Atlanta cuyo recorrido dentro del centro de la ciudad es subterráneo y a las afueras es de superficie en donde hay espacios poco habitados, entonces, las estaciones son centros comerciales con excelentes espacios para parqueo gratis. Entre Tunja y Paipa se puede aplicar lo mismo, que tal una estación con el parque Panaca , otra con un Centro de artesanías y un área para juegos mecanizados etc.
Lo más difícil es la ambientación del proyecto. Juegan un papel clave inicialmente, la Academia y las Cámaras de Comercio. Con estudios serios y consistentes por parte de las Universidades y el apoyo de los gremios  QUE SON LOS LLAMADOS A APROPIARSE  DE ESTE PROYECTO se puede lograr un buen resultado.
 Recuerdo cuando llegaron por el puerto de Barranquilla los primeros vagones del metro de  Medellín; allí estaba Fabio Echeverri Correa con la plana mayor de la Andi, verificando los detalles de la operación de descargue  y la emoción y alegría que no podían ocultar,  al ver que después de muchos esfuerzos era realidad su proyecto,
 La coyuntura actual del interés de integración de las Cámaras de Comercio se visualiza en la opinión  de los directores de las mismas. Cito textualmente un titular de Semana en su separata ya mencionada. “TUNJA , PAIPA, DUITAMA Y SOGAMOSO TRABAJAN PARA SACAR ADELANTE PROYECTOS CONJUNTOS COMO SOCIOS DEL SISTEMA DE CIUDADES”  y en un aparte del contenido dice “ Un informe del sistema de ciudades colombianas señala que el 76% de la población del país se encuentra en grandes urbes, las cuales producen el 85% del PIB . Se estima que para el 2050 la proporción de colombianos que vivirán en centros urbanos será del 85%, es decir, cerca de veinte millones de personas más.

EL AEROPUERTO
Paradójicamente en el área de estudio existen tres aeropuertos en los cuales no aterrizan aviones; esporádicamente a Sogamoso llegan algunas avionetas procedentes de los llanos. El aeropuerto de Tunja fue inaugurado en 1956 cuando todavía en Bogotá el aeropuerto que funcionaba era el de Techo. El Dorado era apenas un proyecto. Algún gobernador visualizó el futuro del turismo, y construyó un pequeño aeropuerto en Paipa. Cincuenta años después la situación no cambia. Los ejecutivos del sector público y privado siguen viajando por carretera a un costo elevadísimo por la pérdida de tiempo  al viajar por carretera pero más grave aun, soportar los trancones de dos y tres horas para llegar a su destino en Bogotá. Tienen que viajar desde el día anterior para cumplir una cita o llegar a tiempo a El Dorado para tomar un avión. Podemos tener una supercarretera pero nunca reemplazará el uso del avión. Riohacha pequeña capital del departamento de la Guajira tiene aeropuerto para atender aviones jet A320 de 150 pasajeros. Ojalá lo escrito en la revista Semana se cumpla. Adecuar UNO, un solo aeropuerto  de los ya existentes bastaría para  cambiar ciento ochenta grados la imagen de Boyacá.

TURISMO
La industria sin chimeneas cuya materia prima en Boyacá es  abundante y privilegiada y cuyo desarrollo no es muy acentuado en la agenda de prioridades de nuestros gobernantes., pues  nos hemos conformado con lo hasta ahora hecho en la década de los ochenta como ya lo hemos dicho en párrafos anteriores. El desarrollo del turismo va ligado a la voluntad política de la autoridad que tenga que ver con el ramo y a la promoción y facilidades que se ofrezca.  Es hora, que la Academia emprenda  verdaderos programas de Hotelería  y Turismo para que guías profesionales presten un servicio eficiente a los turistas en varios idiomas y estudien   aplicadamente nuestra historia. Como decía anteriormente contar bien las historias genera un interés inusitado en el turista que quiere volver. El policía que cuenta en detalle la batalla de Boyacá,  lo hace con un gran entusiasmo, conocimiento y patriotismo sin igual  , pero si  el turista  es japonés sueco o italiano que hablan inglés, hasta ahí fue narración. En los hoteles todo el personal debe ser bilingüe para atender al turista extranjero lo mismo que hoy hacen con el que habla español. De verdad es reconocida la atención y amabilidad en el actual personal.
El turismo va de la mano con las facilidades de transporte. A un turista no se le puede exponer a un trancón entre el aeropuerto el Dorado y  La Caro de ahí la importancia de tener un aeropuerto adecuado para comodidad de los turistas.
Si las políticas sobre el turismo mejoran, es indudable que las estadísticas sobre número de visitantes no serán de ochocientos mil por año como se pronostican sino que llegarán fácilmente a más de dos millones que permiten más fuentes de trabajo e inversiones que mejorarán el recaudo de impuestos.. y bienestar para los boyacenses.
De paso vale la pena que las universidades que tienen facultad de Medicina abran posgrado en medicina deportiva tan en auge ahora que el deporte está en primer plano en el Departamento por cuenta de sus éxitos dentro y fuera del país .

Hasta aquí, la opinión de un boyacense que desde fuera ama su tierra y desea lo mejor para sus habitantes, convencido  que  la tenacidad y conocimiento de sus dirigentes pueden lograr un Departamento promisorio.

granboyaca@gmail.com

"No puedes innovar sin gestionar el conocimiento"





DIC I E M B R E - 2 0 1 4
 
No puedes innovar sin gestionar el conocimiento
Javier Martínez Aldanondo
Gerente de Gestión del Conocimiento de Catenaria
jmartinez@catenaria.cl y javier.martinez@knoco.com Twitter: @javitomar
"Cambiar de respuesta es evolución, cambiar de pregunta es revolución" (Jorge Wagensberg).
No cabe ninguna duda de que la innovación es la nueva religión de nuestros días. Resulta casi imposible encontrar a nadie que se manifieste en contra del culto a esta nueva diosa o, al menos, dispuesto a levantar la voz para discrepar de tanta adoración. Sin embargo, la innovación tiene cosas novedosas y otras que no lo son tanto. Innovar es sinónimo de cambiar y de aprender. La historia de la humanidad es la historia de la innovación. Si el hombre primitivo no hubiese innovado, todavía seguiríamos viviendo en las cavernas. El ser humano siempre ha estado obsesionado por mejorar y crear cosas nuevas, pero siempre estuvo limitado por su conocimiento. Una vez que el tiempo se erigió como un factor decisivo para los negocios, la velocidad a la que opera el mundo se ha acelerado exponencialmente (y no estoy seguro sí estamos preparados para un ritmo tan vertiginoso). Lo que comúnmente se conocía como "inventar" ha sido bautizado con un nombre mucho más comercial y atractivo. Por si fuera poco, se ha eliminado el componente "mágico" que tenía el oficio de inventor, sistematizando el proceso de innovación mediante numerosas metodologías. Pero lo realmente inédito es que las empresas la han declarado como uno de sus valores corporativos y por ende, como un elemento estratégico. Esa declaración formal y comprometida les está costando un esfuerzo gigante a las organizaciones que se ven obligadas a acompañar las palabras con hechos y con resultados. Y en cierto modo, lo que está ocurriendo es normal: las empresas tienen que aprender a innovar porque no saben cómo hacerlo ya que no fueron diseñadas para ello. Convertirse en organizaciones innovadoras, pasar de tener empleados obedientes a colaboradores proactivos y desafiantes es un proceso de aprendizaje para millones de empresas que no llevan en su ADN este gen. Muchos profesionales quieren innovar, pero no encuentran como canalizar dicho impulso al interior de sus instituciones.
Existe el convencimiento unánime, bastante fundado por otra parte, de que si no innovas estás en peligro de muerte. Sin embargo, un aspecto de la innovación me resulta incomprensible: Los proyectos de innovación, mediante los cuales se persigue desarrollar productos o servicios innovadores, casi nunca tienen en cuenta al conocimiento ni desde el inicio, como la materia prima esencial para la consecución de los objetivos que se persiguen, ni tampoco al final como resultado del proceso ya que toda la atención se concentra precisamente en el producto o servicio innovador. Resulta extraña esta omisión cuando los profesionales que se dedican a la innovación reconocen que todo proyecto de innovación es un proceso de gestión del conocimiento. Meses atrás recibí un documento que incluía un gráfico explicando que entre 2010 y 2013, una empresa había realizado 23 proyectos de innovación que le habían reportado 30 millones de dólares. ¿Qué creen que cambió al interior de esa compañía en ese lapso? Que al cabo de 3 años, esa empresa cuenta con conocimiento que, por ahora, vale 30 millones y que antes no tenía. La Innovacion es intensiva en conocimiento y no tanto en capital. En realidad, toda innovación es un conocimiento, algo nuevo que antes no existía. Igualmente, todo conocimiento fue en su momento una innovación que nace como una alternativa original y a veces única, y que posteriormente se comoditiza, va envejeciendo y en ocasiones muere sustituido por otra innovación posterior. Por eso necesitamos rentabilizar el conocimiento antes de que caduque y sea inservible.
Si consideramos la innovación como un proceso de gestión del conocimiento, todo proyecto necesita considerar la manera en que va a administrar el conocimiento en 3 momentos: Antes de empezar, durante la ejecución del proyecto y al finalizar el mismo.
1. Antes de comenzar el proyecto: Qué conocimiento necesitamos para que el proyecto sea exitoso. En esta instancia, cada proyecto de innovación necesita contar con un plan de gestión del conocimiento del proyecto que explicite: qué necesitamos saber antes de empezar (por ejemplo quien ha intentado antes algo similar), dónde lo vamos a encontrar, cómo lo vamos a incorporar y cómo entregaremos lo que aprendamos al final del proyecto. Una de las acciones que mayor impacto tiene a la hora de gestionar el conocimiento consiste en escoger a los integrantes del equipo en función, precisamente, del conocimiento que aportan al proyecto. Dado que innovar significa crear algo nuevo que no existía antes (y que sea rentable o al menos económicamente viable), no puedes pretender iniciar un proceso de innovación sin contar con conocimiento de ese ámbito en el que pretendes innovar. Por ejemplo, yo no podría innovar en tratamiento del cáncer o nuevas fuentes de energías renovables porque no tengo ningún conocimiento en dichas disciplinas. Para innovar hay que tener conocimiento y cuanto más conocimiento tienes, más quieres tener puesto que el conocimiento siempre llama a más conocimiento. Ese conocimiento especializado es el punto de partida ineludible para comenzar a generar ideas, detectar anomalías o formular preguntas respecto de cómo podrían ser las cosas. Esas ideas tienen que dar paso después a una serie de hipótesis que a su vez deben ser comprobadas mediante experimentos de cuyos resultados se obtienen conclusiones acerca de lo que funciona (y hay que mantener) y de lo que no funciona (y hay que corregir). En realidad, innovar es una manera elegante de referirse al viejo método de ensayo y error. Por tanto, es fácil de en tender que la innovación es un proceso intensivo en conocimiento, primero de la temática específica de que se trate y luego del proceso en el que se va progresando y de los resultados que vas obteniendo. Cuando Boeing decidió construir el 787 Dreamliner que sería el avión de pasajeros más revolucionario creado en 60 años, era consciente de que el éxito de este proyecto dependía del conocimiento depositado en las cabezas y las manos de sus ingenieros, la mitad de los cuales estaban peligrosamente cerca de la edad de jubilación. Ahora bien, a veces, el conocimiento puede convertirse en un obstáculo, ya que no son pocos los expertos que están convencidos de que cuanto más saben, menos creen que necesitan aprender. La certidumbre anula la capacidad de cuestionar, de imaginar nuevas opciones, hacerse las preguntas adecuadas y renunciar a las verdades conocidas. Por eso mismo, se requiere enriquecer los procesos de innovación incorporando otros conocimientos complementarios, heterogéneos e incluso dispares que permitan asegurar diversidad de experiencias, de opiniones y de puntos de vista al interior del equipo.
2. Durante el proyecto: De qué forma vamos a capturar el conocimiento generado durante el proyecto, como garantizamos a los integrantes del equipo que contarán con el conocimiento que necesitan para cumplir sus objetivos y sobre todo, cómo nos vamos a asegurar de que aprendemos a medida que el proyecto avanza y que el conocimiento se aplica. Desgraciadamente, son mayoría absoluta los proyectos que, obsesionados con cumplir su carta Gantt, con los hitos y entregables comprometidos o con los presupuestos, no dejan espacio alguno para reflexionar respecto del avance y asegurarse de que tiene lugar el aprendizaje requerido. Se atribuye al Ejército de EEUU la creación de una técnica (ya bastante difundida) bautizada como After Action Review donde el equipo del proyecto reflexiona periódicamente (por ejemplo cada semana) sobre 4 preguntas:
a. Qué debía haber pasado respecto de los objetivos que teníamos
b. Qué pasó realmente
c. Por qué la diferencia entre lo previsto y lo real (qué funcionó bien y qué no)
d. Qué podemos aprender y hacer diferente la próxima vez.
El propósito no es otro que instalar en el proyecto una cultura de aprendizaje. El proceso de Innovacion es un proceso de creación de conocimiento en el que se generan multitud de iniciativas y ensayos, siempre en pos de lograr el ansiado objetivo. Para cada uno de esos intentos, fallidos o afortunados, se realiza un intenso esfuerzo de analizar distintas opciones que tratas de comprobar y obviamente corregir cuando no arrojan resultados positivos. Ese proceso, plagado de errores y de algunos aciertos, es inmensamente rico en generación de conocimiento que estamos obligados a administrar, capturándolo y almacenándolo de manera que las iniciativas subsiguientes se lleven a cabo teniendo muy presente esos avances. Por tanto es imprescindible generar un proceso permanente de lecciones aprendidas. Si no nos preocupamos de ir dejando rastro continuo de lo que hacemos, de cómo lo hacemos y de por qué lo hacemos, cuando finalicemos el trabajo no será posible mostrar la trazabilidad del proyecto. Y lo que es peor, cuando queramos repetir el proceso un tiempo después o cuando otro equipo en cualquier otro lugar quiera abordar ese mismo desafío, encontrará enormes dificultades para hacerlo ante la ausencia de un registro pormenorizado y se verá obligado a reinventar una rueda que ya existía, repitiendo errores que sus antecesores ya cometieron. No es suficiente reflexionar esporádicamente, sino que la reflexión es un proceso continuo, permanente, es parte de las tareas diarias. Simplemente no se te puede olvidar, ni puedes argumentar que no tienes tiempo para ello. La reflexión obliga a prestar atención (algo aparentemente tan difícil en nuestros días) para no pasar por encima de las cosas sin darnos cuenta.
3. Al finalizar: qué conocimiento entregaremos como resultado del proyecto que explica la innovación obtenida y permite replicarla y globalizarla. Al final de un proyecto de innovación, todos los honores y los méritos se los llevan los productos o servicios que eran el anhelado objetivo inicial. En muy contadas ocasiones se considera también relevante entregar como otro producto valioso, el conocimiento generado durante el proyecto. Para ello, resulta imprescindible hacer explícito el conocimiento usado y generado durante el proceso, la mayor parte del cuál es inconsciente y reside en las mentes de los miembros del equipo. Ello exige identificar el conocimiento aprendido, validado y utilizado por el equipo y capturarlo para uso futuro de otros equipos y proyectos. Las preguntas más importantes que este activo de conocimiento necesita responder son:
  • ¿Qué funcionó bien? ¿por qué? ¿cómo podemos repetir este éxito? Mejores prácticas
  • ¿Qué no funcionó tan bien? ¿por qué no? ¿cómo podemos evitarlo la próxima vez? Lecciones aprendidas
Invertir en conocimientos siempre produce los mejores beneficios (Benjamin Franklin)
La innovación y la gestión del conocimiento son 2 caras de la misma moneda, unidas por sólidos vasos comunicantes. Mientras innovar es hacer las cosas por primera vez, gestionar el conocimiento es hacerlas 2 o más veces. Mientras la gestión del conocimiento se centra en lo que ya sabemos, en aquello para lo que ya existe una respuesta, la innovación se centra en lo que todavía no sabemos, es decir en las preguntas. Claro que para fomentar las preguntas se necesita contar con permiso para experimentar, recibir feedback inmediato y tener tiempo para reflexionar. La gestión del conocimiento se basa en administrar lo que sabes, lo que aprendiste, mientras innovar es aprender lo que no sabes y gestionarlo. Si la gestión del conocimiento se hace cargo del conocimiento presente, actual, la innovación responde por el conocimiento futuro. El primero es el que tenemos hoy y permite que una empresa funcione. El segundo es el que la empresa no tiene pero debe adquirir si quiere seguir operando o si lo que busca es abordar nuevos mercados y clientes o desarrollar nuevos productos o servicios. Avanzar hacia el futuro es lo que obliga a desarrollar nuevo conocimiento
Los procesos de innovación ya no pueden conformarse únicamente con aportar un producto o servicio original sino que deben comprometerse a entregar 2 cosas más: cómo lo hiciste (qué camino recorriste para llegar a ese resultado de forma que sea fácilmente replicable de nuevo) y por qué lo hiciste así y no de otra manera (y qué consecuencias tuvo hacerlo así y en caso de hacerlo de nuevo, qué mantendrías y por qué y qué cambiarias y por qué).
¿Qué crees que haces cuando innovas? Seas consciente de ello o no, lo que haces es gestionar el conocimiento, que es la única manera de cumplir la promesa de innovar.


 
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