SOBRE CAMBIO DE PARADIGMA EN EL MERCADO ELÉCTRICO?

El anuncio de la puesta en el mercado de una batería suficientemente potente para la demanda de un hogar, primero por Tesla Corp. y seguido por otros productores, es un cambio de paradigma en cuanto al consumo de energía y el negocio asociado que ha pasado de agache hasta ahora.
Las consecuencias en el mediano plazo pueden ser determinantes en cuando a la estabilidad financiera de las compañías que dominan los mercados eléctricos.
Baterías eficientes en el largo plazo significarán la independencia energética de los hogares. Indudablemente desconectarse de la red eléctrica y empezar a generar electricidad a nivel casero suena utópico, más aún ahorrar en tarifas, impuestos y recargos; sin duda esto daría a las familias una libertad de gasto importante. Según estimativos de expertos, hoy en día por unos U$10,000 una casa de tres habitaciones puede adaptarse para tener celdas fotovoltáicas para generar electricidad en los días de menos luz solar del año, según el mismo estimativo un retorno de la inversión se logra entre 10 a 15 años.
Una casa energéticamente independiente es solo viable si la energía generada durante las horas de luz solar (o viento) es almacenada para ser consumida durante las “horas oscuras”. Sin esta premisa superada, durante  las “horas oscuras” se correría el riesgo de quedarse sin generación y por lo tanto se necesitará de una conexión a la red eléctrica base; esto, es lo que hoy tenemos. Aunque hay baterías de diversas capacidades en el mercado, el costo es aún elevado para un uso masivo.
Para poner las cosas en contexto, un hogar promedio necesitaría de una batería con una capacidad diez veces mayor a la de un automóvil. Recientemente Tesla Corp. anunció que su batería para los hogares ha pasado de la etapa de experimentación a la de mercadeo, siendo el año 2016 cuando las ventas empiecen. Para 2018 otras compañías como Hitachi o General Electric tienen proyectado participar en este mercado naciente. Para 2020, la combinación de baterías para el hogar y paneles solares eficientes -que valgan una fracción de lo que cuestan hoy-, harán lógico invertir en la independencia energética de los hogares.
Hay que anticipar que esto será factible solo si las fuerzas dominantes del mercado energético dejan que los nuevos actores se consoliden, lo cual seguramente será resistido a través de regulación e impuestos que limiten el uso de las renovables a proyectos de gran escala y a una generación centralizada.
Es lógico anticipar que las compañías energéticas emprenderán un “lobby” para que el cartel que han conformado no se vea afectado. Hoy ya se ven movimientos en este sentido, cuando aún sin tener un mercado de baterías consolidado, ya existe legislación para controlar el uso de estos dispositivos en cierto países europeos; donde se estudia la posibilidad de incrementar las tarifas para quienes almacenen energía suministrada a través de las redes nacionales existentes, mayores recargos de respaldo -pago por la energía generada, así ésta no haya sido usada-. En España por ejemplo, estas iniciativas legislativas tienen un precedente convertido ya en ley impositiva, el impuesto a la generación distribuida en los hogares, donde generar ahora es cargado con impuestos.
Para fortuna del consumidor, España no es realmente modelo de referencia en la lucha contra la ineficiencia enérgica; otros países, como Alemania o USA, ven con buenos ojos que los consumidores generen su propia energía para de esta manera reducir el monto necesario para desarrollar nuevas plantas generadoras. Si se genera a nivel casero, no se necesita una planta eléctrica de gran escala para suplir hasta la energía base requerida. En el mediano plazo, la expectativa es que la capacidad de generación de estos países con plantas convenciones y renovables de gran escala cubra la demanda del sector industrial.
Es lógico que las empresas generadoras de energía vean una amenaza si sistemáticamente los hogares dejan de ser sus consumidores naturales. Tarde o temprano, como en cualquier salto tecnológico, las empresas dominantes tendrán que ceder y mirar adelante. En España y América Latina, la existencia de monopolios energéticos cercanos a los círculos del poder político tienden a pervertir el mercado y rezagar la región continuamente. Algo que deben plantearse estas empresas es que liberando la capacidad que hoy demandan los hogares, esta energía puede re-orientarse al sector productivo para un mayor crecimiento económico, en medio de este círculo virtuoso de crecimiento, el consumo de energía aumentara necesariamente. Estratégicamente, las empresas energéticas deberían orientar sus esfuerzos hacia el desarrollo de capacidad de  generación con renovables por una parte para contribuir en la lucha contra el calentamiento global y la pobreza; por otra parte deben enfocarse a suplir la demanda del sector industrial de una manera eficiente y abordable para las nuevas industrias del siglo XXI. 

Hugo Arias C y Uriel Arias R
Centro de Pensamiento GRAN BOYACA – CGB
granboyaca@gmail.com


Fuentes consultadas:



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