BOYACÁ, HACIA EL NUEVO PLAN NACIONAL DE DESARROLLO

Si los boyacenses no pedimos de manera adecuada la inclusión de proyectos importantes en los programas del Plan Nacional de Desarrollo, seguiremos sin participación justa y productiva en los presupuestos nacionales y en las posibilidades que el Estado debe explorar y apoyar, en términos de equilibrio regional y de justicia nacional.
Es conveniente tomar comprometida conciencia Boyacensista sobre la necesidad de que la celebración en el año 2019 del Bicentenario de las épicas batallas de Pantano de Vargas y Puente de Boyacá encuentre a todos los boyacenses en condiciones de bienestar económico y social bien merecido y esperado por mucho tiempo. Que pueda ser así, depende fundamentalmente del trabajo metódico, creciente e incluyente que desde hoy empecemos a hacer entre todos, pero eficientemente liderados y dirigidos por quienes han asumido, por mandato legal y democrático,  tan importante y rigurosa función política y social.       
¿Porqué pedir?
La existencia de problemas económicos y sociales hace necesario pedir a los gobernantes y dirigentes que trabajen productivamente, no como quieran sino  como lo prometen, para dar las respuestas  pertinentes y oportunas a las necesidades estructurales de Boyacá.
 Los pueblos bien gobernados y bien  dirigidos saben hacia dónde deben orientar sus esfuerzos para lograr las soluciones a  problemas que afectan la calidad de vida en los espacios ocupados.
En Boyacá, contrario a lo que ocurre en otros departamentos, políticamente despiertos de Colombia, los problemas crecen  con el tiempo y éste que es recurso irrecuperable pasa de manera indolente para la mayoría de la población que se queda en este departamento a vivir de limitaciones superables pero no superadas, coyunturas, sobresaltos  y expectativas mesiánicas sostenidas tradicional e intencionadamente.    
De los hechos y experiencias puede inferirse que ha sido costumbre perniciosa en Boyacá no preparase política ni técnicamente para saber pedir, ante los gobiernos nacionales, las inversiones específicas y atenciones serias que puedan apalancar sostenidamente el mejoramiento de la calidad de vida en el  departamento. Boyacá no pide o pide mal; ha pedido moronas del presupuesto nacional y  recibe sobrantes o evasivas reiteradas.
Los dirigentes provinciales no han promovido la cultura de la participación ciudadana responsable y sistemática en la identificación de prioridades estructurales  y compromisos,  y no han hecho un esfuerzo visible y concreto para preparar y proponer colectivamente los proyectos que podrían dar impulso al progreso y desarrollo en la región.
Mucho tiempo y oportunidades se han perdido por no hablar útilmente, en términos comunitarios, entre parlamentarios o entre éstos y los gobernantes nacionales y locales de turno. Los esfuerzos personalistas de gestión son de minúscula magnitud y de pobres resultados;  el uso caprichoso de los pequeños presupuestos, con la visión eleccionaria o “reeleccionaria”, ha impedido la concepción, formulación  y realización de proyectos de impactos y efectos regionales, determinantes del desarrollo en Boyacá.
Formular peticiones serias, racionales y viables ante el gobierno nacional es un derecho ciudadano aunque poco conocido y mal usado o no usado. Pero es un deber u obligación de gobernantes y dirigentes regionales y locales  representar, de manera continua, a las comunidades y servirlas con inteligencia (ojalá colectiva) y eficiencia, siempre en procura de mejorar las condiciones de vida para todos.
La Constitución Política de Colombia y las leyes son instrumentos precisos e idóneos que facilitan la intervención adecuada y oportuna de los dirigentes en el sentido que se está proponiendo aquí.
El artículo 150 de la Constitución Política de Colombia – CPC- establece que “Corresponde al Congreso hacer las leyes. Por medio de ellas ejerce las siguientes funciones: … 3. Aprobar el plan nacional de desarrollo y de inversiones públicas que hayan de emprenderse o continuarse, con la determinación de los recursos y apropiaciones que se autoricen para su ejecución, y las medidas necesarias para impulsar el cumplimiento de los mismos.”
“Corresponde al Gobierno, en relación con el Congreso: … Presentar el plan nacional de desarrollo y de inversiones públicas, conforme a lo dispuesto en el artículo 150” (Artículo 200 Constitución Política de Colombia – CPC)
No hacer uso eficaz y eficiente de esos instrumentos para Boyacá, debiera constituir causal de sanción política y social, y obviamente de revocatoria de los mandatos que el pueblo confiere democráticamente; esa conducta que es socialmente burlesca ocurre en sociedades indolentes, y es peor que evadir o eludir el pago de impuestos. Los pueblos cultos, por ser conglomerados de humanos conscientes y organizados, tienen derecho a equivocarse algunas veces pero tienen el deber de corregir y sancionar las deficiencias y equivocaciones que se desprenden de sus propias intervenciones democráticas, en consideración a los altos y proyectados costos económicos y sociales que implica el haber perdido tanto tiempo y tantas oportunidades justas, causales de efectos e impactos colectivos de atraso generalizado.

¿Qué pedir?
La nube de necesidades comunitarias es casi ilimitada y, además, los recursos de que se pueda disponer regionalmente para viabilizar soluciones importantes son  frágiles y dispersos; y, con frecuencia, se aplican obedeciendo caprichos de personas que sacan, en la práctica, provechos personales de oportunidades que logran encontrar; tal práctica es ya costumbre y soportada solapadamente por casi todos los ciudadanos del común;  las actuaciones en sentido contrario son escasas y aún extrañas en el medio actual, aunque legal y teóricamente son rechazadas.  
Hay que pedir al gobierno nacional soluciones a problemas bien identificados y de solución viable. Los problemas han de estar adecuadamente definidos y delimitados en magnitud, cobertura, transcendencia, interés, utilidad, viabilidad, y efectos e impactos económicos y sociales. 
Las alternativas de soluciones han de convertirse en proyectos específicos formulados con las metodologías de rigor, con el fin de que puedan exhibir las condiciones suficientes para que se incluyan en el plan de desarrollo del nuevo gobierno, hagan parte del plan plurianual de inversiones en el presupuesto nacional y merezcan la asignación de recursos nacionales e internacionales de financiación o cofinanciación a través de los CONPES y demás instrumentos pertinentes tanto en los ámbitos nacional como departamental y locales. Para esto, se impone la necesidad de que las comunidades organizadas, autónomas y fortalecidas sean capaces de identificar problemas estructurales y de comprometerse decididamente y hasta el final en los procesos que conducen a las soluciones definitivas. En este sentido, tarea concreta que trascienda deben cumplir las universidades, centros de estudio e investigaciones, organizaciones no gubernamentales y agencias del Estado; éstas, debieran lograr la conformación de equipos calificados y operantes que lideren de manera sistemática la organización y las intervenciones objetivas de las comunidades que los albergan, soportan  y sirven. 
¿Quién debe coordinar las solicitudes?
No sobra volver a  plantear que la Dirección Departamental de Planeación y las oficinas locales de planeación existentes en Boyacá deben liderar y orientar, tanto social como técnica y  políticamente (en el sentido de las políticas para el desarrollo económico y social), la intervención de las comunidades dolientes, en el proceso que corresponde hasta lograr los avances y logros estructurales con soluciones de beneficio cierto y sostenido en Boyacá.
Este departamento en sus inventarios podría registrar la mayor densidad profesional y estudiantil por cada 10.000 habitantes o por kilómetro cuadrado; lo cual debiera constituir en la realidad una enorme fortaleza, la cual, ha pasado y pasa inadvertida o desestimada sin explicación social validable.
Los organismos planificadores en Boyacá exhiben una nómina profesional apreciable y costosa  que exigida y aprovechada, de manera óptima, apalancaría esos procesos y utilizaría su capacidad colectiva para la formulación estricta de los proyectos específicos y la gestión correspondiente tal que  interpreten objetivamente las grades necesidades de la gente en Boyacá, las traduzcan en proyectos rigurosos metodológicamente,  y sostengan su gestión calificada hasta lograr las soluciones correspondientes.
Corresponde al Gobernador, los parlamentarios, los 123 alcaldes, diputados y concejales usar la capacidad de convocatoria y de concertación colectiva, sólidamente coordinados y adecuadamente liderados, para impulsar decididamente y hacer seguimiento y control político a los proyectos prioritarios de nuestro departamento, ante el nuevo Presidente de la República, el Congreso, Ministerios y demás instancias correspondientes del poder central.    
Al  nuevo gobierno nacional
En las campañas electorales muchos políticos tienen la paciencia de escuchar todas las propuestas que grupos de electores simpatizantes les hacen; dan la sensación  de estar de acuerdo siempre con ellas y ofrecen comprometer los presupuestos oficiales para tratar de atender tantas solicitudes. Ya en el tiempo de las realidades, es decir pasadas las elecciones y definido lo que tuvo que definirse, Boyacá debe pedir, argumentada y seriamente, que el Gobierno de Juan Manuel Santos apoye para que, en el Plan Nacional de Desarrollo 210 – 2014, por lo menos tres proyectos prioritarios de impacto e interés departamental, caractericen, en Boyacá, su obra de gobierno.
Hay que hacer valer con pertinencia, dignidad y decoro lo que el mismísimo J. M. Santos dijo, en su campaña presidencial,  en Tunja: “Conmigo, Boyacá tendrá Presidente”.  Teniendo, entonces, Presidente,  los boyacenses no necesitaríamos ministros propios (pocas veces los hemos tenido de verdad); pero sí necesitamos compromisos ciertos y realidades tangibles que se reflejen en el Plan de Desarrollo, el plan plurianual de inversiones, los presupuestos oficiales y los Consejos Nacionales de Política Económica y Social - CONPES. En esto, la clase política tiene la palabra y nuevas oportunidades, al parecer, muy propicias utilizables a partir de la inteligencia colectiva de todos los boyacenses.   
GRAN BOYACÁ – CGB, en cumplimiento de su misión corporativa,  está convocando a los Boyacensistas estudiosos, sin distingos, a que participen en la identificación de las grandes necesidades colectivas que tienen las gentes que aún viven en éstas que son llamadas con tanta frecuencia y oportunismo: “Tierras de la libertad”.
GRAN BOYACÁ – CGB

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